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En la trinchera, Hans Castorp, que tanto ha pensado, que tanto miedo ha tenido de agarrarse a las cosas porque intuía que eran ellas las que debían agarrarle, que tantos caminos ha rechazado (no fueran a resultar infructuosos - o mucho peor, aburridos), que ya tocó la luna con los dedos, que sintió la mirada desafiante del abismo, que peleó con la montaña y cargó con el fuego,... En la trinchera, Hans Castorp.
En la trinchera Hans Castorp aprieta fusil y dentadura, y lanza un grito atávico y se le escapa el alma por la boca, y corre por tierra de nadie, atravesando la Historia, alzándose como un pequeño pliegue del espacio-tiempo, sintiéndose jodidamente real, creyendo la mentira con una inocencia enternecedora.
Hágase el arte,
Y que muera también.
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qué bien que haya post, visionario o déjàvuitico, da igual, nos sigue alegrando el día a los árbitros, que a falta de liga buenos son los blogs, aunque se prodiguen poco, y que gracias, coño, gracias a la tuberculosis y a la música y al alfabeto, por la ficción, por la realidad, por la literatura y por esto que hace usted se llame como se llame y que nos reconecta justo al centro de los veranos extraños. abrazos. croquetas.
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