Melowski

Después de una noche de exceso de vino y risas ella tambalea y pide algo de compañía en su casa, la borrachera le impide andar en condiciones, y la borrachera le avergüenza y no está acostumbrada a tajadas tan monumentales de vista al público, y se siente tremendamente inquieta, y ella pide algo de compañía.

La melopea le hace actuar de forma refleja, casi desinhibida. Se quita la camiseta, se queda en sujetador, se mete a la ducha, con la puerta abierta... tenía pantalones? creo que de pijama, y le da vergüenza, o eso pretende, y entorna la puerta, y sale algo más desinhibida, en este sentido, algo más despejada, pero claramente borracha, en albornoz y desscalza. 5 minutos después decide tomar otra ducha. El proceso es algo parecido.

Desde su sofá se oye correr el agua, se oyen venir sus pasos. Se tira al sofá, y poco a poco va cogiendo una posición más confortable, hasta llegar al regazo con su cabeza de camomila emanando dulzura. El albornoz hace más suave el ambiente, y sus pies descalzos hacen de ese intrépido animal algo conmovedor, aunque en su interior tenga el instinto sexual a flor de piel, y su adormilada cabeza busque unos labios, y su mojado cuerpo que se seca busca el calor y confort.

El trance se desvanece, pasa una hora, y ella en un movimiento ágil de torsión lateral se incorpora al ordenador que tiene en la mesa baja, y pone música a lo pulp fiction. Hay bailes, hay almohadas, ritmo, vino... Al final hay sueño, y hay vacío.

Quizá sea una de esas personas que necesita mucho amor y sexo, pero encuentra más sexo que amor. Lo busca y lo encuentra.

Las tías son unas putas y los tíos unos cabrones... no no amigos. La naturaleza es una puta. Cuando aprendimos la lección? Ardillas, c'est la vie