CHIN PO Y LOS VIAJES A CHINA, por MRW Dry

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Lleva Chin Po un largo fin de semana enclaustrado en su celda, mira a las avutardas desde la ventana, toma sopas de sobre, lee atentando contra su espalda. Salió de fiesta con Wi Tei el viernes, pero el anciano se le dormía apoyado en la barra. Salió el sábado a un concierto con los otros monjes, pero le aburrieron las trivialidades. Pensó "me gustaría ir a China", pero luego se dio cuenta de que ya estaba en China, lo que le turbó un poco, pero no demasiado. Volvió al monasterio ambas noches dándole patadas a las latas y jugando a las demos que venían con el móvil.

Lleva Chin Po un buen rato en la posición del alerce, intentando conectar con su yo interior, le ha dejado un par de mensajes en el muro, se ha bebido un par de biofrutas.

Hace viento, y Chin Po se levanta para cerrar los postigos de su ventana. Ve a Wi Tei en el patio, cerca del pozo, hablando con un sapo. Nota que debería acordarse de algo, pero no recuerda el qué. Se enciende un pito. Se pone música. Vuelve a la posición de meditación. Se está meando. Se levanta para ir a mear. No sabe qué está mal. No lo sabe.



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