miércoles, 5 de mayo de 2010

Mr Dry: una introducción


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Mr Dry nació en 1978, en el seno de una familia humilde. Tuvo una infancia relativamente normal en su pequeña ciudad de Hobbiton. Tuvo una madre abnegada y una especie de padre ausente. Fue educado por la televisión y las películas que alquilaba su tío. Los fines de semana, sus progenitores lo llevaban a pasear por El Corte Inglés, y así seguramente fijó su definida personalidad de flâneur. Durante los veranos intentaba entretenerse jugando con su hermana mayor a cosas terriblemente grises, lo que seguramente afianzó su idea del ocio como algo a bajas revoluciones, como una balsa de aceite.


Dry envidiaba las historias veraniegas de sus amigos -en lo que él reconoce como su único trauma infantil y prepúber. De repente un verano le salieron muchos pelos en las piernas y unas patillas que ningún otro chaval de doce años podía siquiera soñar. Eso significaba que algo estaba cambiando; entre otras cosas, las chicas habían entrado en acción. En una acción lejana, como para un espectador de teatro.


Dry se pasó toda su adolescencia masturbándose alegremente primero, rutinariamente después. Escuchaba con fruición las historias de besos de sus amigos y se empezaba a sentir fuera del mundo. Dry era sensible, observador como un búho, atento a los gestos que veía y las frases que escuchaba. Sus gustos musicales y cinematográficos se afilaron como los colmillos de un vampiro. La música era el complemento necesario para su verdadera adicción (junto con las pajas) adolescente: cerrar los ojos e imaginar historias con él de protagonista (pero con escenarios y situaciones distintos).


Así, seguramente, Dry dejó de pisar con fuerza en el terreno de lo real. Era volátil como una pluma, flexible como un junco, transparente como el éter.


Al llegar al instituto, Dry por fin conoció gente nueva. Se reinventó mirándose en el espejo de otras personas. Comenzó a admirar la inteligencia y el talento, en vez de los cuerpos o el carisma social. Tuvo sus primeras conversaciones interpretativas del mundo, y besó, por fin, a una chica en los labios.


Pero el instituto se acabó, y Dry no había hecho más que soñar encadenado a su walkman Aiwa y pisar asidua y levemente algunos bares. ¿Qué le iba a pasar?
Pues lo que vino después fue realmente feo. Dry no tenía herramientas, recursos para enfrentarse al mundo adulto, así que al llegar al descanso ya iba perrdiendo 5-0. Toda la gente que hoy admira se comió el mundo entre los 18 y los 25 años. Y a él el mundo se lo estaba comiendo de dentro hacia afuera. Por eso, cuando ya no pudo más, y no por buscar algo sino por huir, se fue de la ciudad. Había pasado varios años rumiando la posibilidad,y al fin Dry echó los papeles para cambiar de universidad, se compró un macuto enorme y metió todas sus cosas. Se fue creyendo dejar atrás por fin el tiempo perdido.


Cuando Dry llegó a su nueva ciudad, ya tenía 21 años, lo que le capacitaba para comprar alcóhol en Oklahoma y también para asentarse en el mundo de una puta vez. ¿Ocurrió eso? ¿Se libró Dry del miedo? ¿Fue capaz de sonreír sin torcer el gesto? ¿Se quitó el peso de encima? ¿se libró de la insoportable levedad?
Pues tampoco: la tentación de relajarse (los "sueños de comodidad", de los que hablaba Ananke), le vencieron por enésima vez. Se dedicó a lo mismo pero en otro lugar. No tenía dinero y no sabía cómo conseguirlo. El miedo le podía casi siempre, y corría a esconderse bajo las faldas de alguien. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué no surgía efecto el plan maestro? Parecía definitivamente que Dry, que había nacido con estrella, se empeñaba en estrellarse. El miedo a no estar a la altura lo paralizaba. El haber empezado a pisar tierra firme con tantos años de retraso con respecto a la gente que le rodeaba, lo dejaba quieto, sin poder hacer nada, convenciéndole de que no había nada que hacer ya. Eran, de nuevo, los mismos miedos de patio de colegio. ¿Iba a ser así siempre? ¿Había algo que hacer?


No había nada que hacer, concluyó a la manera de Cioran. No había nada que hacer . Y solo tenía 23 años.


En ese tiempo, Dry volvió a su ciudad natal. Y él, que había tenido varias novias, pero ninguna relación, se metió en su primera historia seria. Seria en el sentido de que la cosa iba directa y sin frenos hacia un standard de vida (completamente respetable, pero desquiciante para una persona que andaba preguntándose todo el tiempo cómo cambiarse a sí mismo). Por eso, tres años después, y aunque la ruptura le iba a partir en dos (por el cariño compartido), Dry decidió dejar a esa chica. Y salió a la mar de nuevo.


Una nueva oportunidad, se decía Dry. Era el momento de llevar a cabo esa revolución difusa que acabaría por fin con la sensación de "no estar donde debes estar".


Pero tampoco entonces ocurrió. Dry se acomodó de nuevo. Fascinado por las luces de neón de los bares y la increíble variedad de ropa interior femenina, Dry se metió otra vez en una vorágine de inconsciencia y celebración frívola de no se sabe muy bien qué. Iba cumpliendo años y su cuerpo se iba resintiendo, y sus anhelos de cambiar (y pisar con fuerza en una dirección definida) seguían ahí pero eran inoperantes.

Entonces ocurrió algo inesperado: Dry se enamoró. Quizá por primera vez en su vida. El amor, la fuerza que mueve al mundo, le atravesó desde los dedos de los pies hasta la punta de la nariz. Cuando uno está enamorado quiere dar lo mejor de sí, quiere ser feliz y hacer feliz. Y sin embargo, Dry había perdido toda su forma física y mental tras tantos años de meter basura bajo la alfombra. Dry, que durante tanto tiempo no se gustaba a sí mismo, literalmente se empezó a odiar. Intentó arrlegarlo, pero no pudo. No podía soportar su pasado, su aspecto, sus chistes, su indolencia ni su flojera. Todos los fantasmas salieron de sus cuevas y atacaron como la Legión Cóndor a la apacible gente de Gernika. Dry perdió. Dejó a su chica y se le rompió su corazón pegado con fixo.


Desde ese momento hasta hoy, Dry vive escondido, creyendo que se protege a sí mismo. Ya no sueña casi con cambiar, y se conforma prácticamente con no volver a hostiarse contra el suelo. A veces se siente frustrado por haber desaprovechado su increíble capacidad de adaptación para hacer algo más interesante, más elaborado, más continuado en su vida (que se diría un recopilatorio de canciones cada una de su padre y de su madre), sin embargo, se conforma con andar pasitos pequeños en pequeñas direcciones. Con ponerse pequeños plazos, con darse pequeñas alegrías, con haber aprendido a manejar los botones de la cabina de control.


A veces se siente un lobo herido, a veces un discípulo tonto que no puede retener las cosas que aprende. A veces se siente un secundario con chiste dentro de una trama principal.
Otras veces, empero, se hincha como un globo, como un punto que se expandiera y sustituyera al universo.
Sin embargo, la mayor parte del tiempo va a trabajar, escucha música y lee libros, besa a su familia y acude al fisio para que le masajeen la chepa, conduce su coche y mira muchachada nui en interner, recuerda las cosas que le han pasado y a veces hasta las consigue entender con ternura. A veces se acurruca y otras se despereza. A veces le puede el cansancio y la abulia. Otras veces se emborracha o se droga con alegría. Otras, intenta dejar de fumar o comer un poco más sano. A veces llora de impotencia o se sorprende de su propia mezquindad o impudicia. A veces se hace unos líos tremendos, y otros lo ve todo claro y se le deshace el nudo de la garganta. A veces se constipa y se queda al borde de la muerte, otras es capaz de hacer sonreír a los niños. A veces se extraña y se siente mal al pensar que si solucionara sus cosas, después le esperarían dudas más grandes y terribles: ésas que compartimos todos por el mero hecho de estar aquí.



Un abrazo.



Mr Dry


10 comentarios:

  1. curioso periplo vital para tratarse de Marilyn Manson...

    ...aún así, en un mundo de malcontentos (esa acepción no, la otra) como nosotros, sería de agradecer que algún alma caritativa disolviera toneladas de prozac en el suministro de agua

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  2. Qué biografía más buena... no sé si es buena vida o no, pero la cuentas de un modo... vamos, que me ha encantado. Y todas y cada una de las referencias :). Es ésa tu foto de verdad?

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  3. Ya decía yo que me sonaba coño xD qué cosas, estoy empanada mental xD

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  4. veo que la foto de Paul de Aquellos Maravillosos Años ha causado impacto, pero nadie dice nada del pequeño Milhouse, jeje.

    Querida Polaroid, su idea de disolver Prozac en los depósitos de agua parece digna del Joker, lo que no hace sino sacarme una sonrisa maliciosa y cómplice. Sean bienvenidos siempre sus comentarios en nuestra batcueva. Y reconsidere la posibilidad de escribir/mostrarnos su blog (si así lo desea, le prestamos nuestro espacio para que se escriba unas cosas)

    Querida Biónica,

    su presencia aquí nos da un par de estrella Michelin. Es usted una de nuestras bloggers favoritas (a pesar de no haber reconocido a Paul a la primera, jeje), no me canso de decírselo. El próximo día prometemos un post de tetas, más festivo y luminoso, y le pondremos alfombra roja y arrojaremos pétalos de rosa a sus pies, y nos ducharemos y nos pondremos desodorante y todo.

    Joer, qué sueño, ya no sé ni lo que pongo


    Dry

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  5. Historia de pan con muchísima miga... tengo la mala costumbre de irme a dormir justo después de cenar. Así que voy a fumarme un par de cigarrillos y tumbarme mientras su historia se funde con la mía... turbulencias mezcladas para un efecto colador. Y los posos?

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  6. jajajaja
    pobre niño ostra...
    ¿qué clase de perversiones ocultará tu tierna costra de peluche?

    LRR

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  7. al comentarista de blogs le pasa lo que al periodista musical: donaría su colección de dedales del mundo con tal de estar ahí arriba tocando how to disappear completely, pero se tiene que conformar con disfrazarse de suficiencia y apuntar en su libretita el tracklist del concierto para vomitarlo en su revistilla de tres al cuarto...

    ... así que por lo pronto, y a pesar de tan generoso ofrecimiento, la arriba firmante se dedicará a mirar los toros desde la barrera y dejará hacer a los profesionales... tómenselo como un cumplido, svp

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  8. querida polaroid,

    si intenta usted en seguir alimentando la leyenda de su misteriosa identidad, que sepa que su órdago citando a radiocabeza no hace sino expandir nuestros deseos de verla publicar algo en nuestro humilde de blog de tetas y angustias. Su revistilla de tres al cuarto de máquinas, su fancine cine cine más cine por favor, su nombre de cámara de fotos mágica, su inexplicable pasión por los toros, su falsa modestia al llamarnos profesionales, sus cumplidos nostradamus, su voz, su voz, su forma de tocar, era su voz su voz su voz, su diplomática negativa, el eterno femenino, las afinidades electivas, el miedo del oso, la soledad de los fines de semana, las sopas de sobre, la tercera ley de clarke sobre la ciencia ficción, la complejidad, todo en un gigantesco batiburrillo de dimensiones dantescas, con anillos de fuego, y la liga aún por decidir, y todo que se acaba como empieza y otra vez en el mismo sitio, y perderte de vista hasta la próxima, y qué sera de todo eso que casualmente no nos llegó.
    Si no quiere escribir, si mantiene su posición, si retiene su identidad, si nunca ha estado en la Isla del Fin del Mundo, si yo tampoco, si todo es de todos, todos somos todo, todo el azul de sus ojos, me trae el vago recuerdo del amanecer, de tanto huir, de tanta fiesta fiesta fiesta rave


    dry

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  9. Estimado Dry,
    me deja usted un sabor amargo al leer su miniobra biográfica. Pero también tengo que darle la enhorabuena por la criatura parida (tipo portada del nuevo disco de los Flaming Lips). Creo que es demasiado duro consigo mismo. No se puede volver atrás, pero tampoco hay que renegar del pasado. Al igual que usted, necesito drogarme alegremente a la par que emborracharme y dejarme llevar mientras suena la música. El miedo me paraliza y decido no salir porque siempre me pierdo...
    Muchos Besos para usted, Sr. Dry

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