MIL MESETAS: ELOGIO DE MADCAP, por Mr Dry

Ahora que el cielo se está viniendo abajo.

Soy un moderno. No un moderno gafopasti (nunca conseguiré ir vestido a la manera cool, siempre llevo algo mal: o se me caen los pantalones, o se me sale la barriga o ambas cosas a la vez). No un moderno cultureta, no un popero o un clubber, no un estilizado trasunto de Ian Curtis, no un carismático drogadicto.

Soy un moderno en el sentido de que mis categorías perceptivas y explicativas están fuertemente ancladas en un mundo que ya no existe (la Modernidad). Soy un moderno, precisamente porque estoy anticuado en mis análisis y en mis juicios. Soy un moderno porque creo en la razón, en el lenguaje, en el concepto de salud mental. Soy un moderno porque creo en la virtud y en la educación y en las historias moralizantes y en cien mil cosas como del Siglo XVIII.

Por eso soy especialmente sensible con la gente que es distinta a mí: me fascinan sus maneras de ser diferentes a la mía. Me gusta la gente que no ve obstáculos donde yo los veo, que hace chistes donde yo no sabría qué decir, que lo pasa bien con cosas que yo ni siquiera veo si no me fijo.

Mi amigo Madcap es uno de ellos. Cuando lo veo pensar (postear), con sus rudimentatrias herramientas y su rabia desplegada, me viene a la mente la imagen de un rompehielos que me adelantara por la derecha en un atasco. Madcap avanza con sus manos, rompiendo las reglas de un pensamiento y una lógica que no respeta, pasando por encima de las palabras como una segadora del cotton belt americano. Madcap es un rizoma, sin estructura ni ejes; un extraordinario fractal, un objetor de conciencia del ejército invisible de los mierdas completos.

Déjenme que les cuente algo aquí a mitad de este post. Yo tenía un amigo -que ya no tengo- que se enfadaba al discutir conmigo. Y ahora que ya no está por aquí, y quizá porque la cosa no acabó bien, de lo único que me acuerdo de él es de cuando me decía (mientras discutíamos de cosas profundas o complicadas): "mira, ahora tú y yo nos vamos a callar, porque no tenemos ni puta idea de lo que estamos hablando". No sé si me entienden cuando coloco esta cita. Lo que quiero significar es que se rompìa el discurso porque no estábamos siguiendo las reglas: si no sabes de lo que estás hablando, lo mejor va a ser que te calles.

A día de hoy, me parece una actitud muy equivocada.

Y lo digo porque a mí me ha pasado. Cuántas veces le habré insinuado a Madcap que se callara la boca porque no se había leído tal libro, o porque no había estado yoquésédónde o porque no usaba las palabras correctas. Cuántas veces le habré pegado un tijeretazo a su pensamiento libre, creyéndome el árbitro de la conversación.

La cosa es grave solo a medias, porque, evidentemente, Madcap es listo y no me toma siempre en serio. Me vacila, me llama Gárgamel y me toma el pelo. Sin embargo, pienso en la cantidad de profesores, jefes, amigos y gente en general que le hayan llamado al orden por no jugar según las reglas, y qué quieren que les diga, me da bajón.

Madcap, deja de escuchar a los moralistas y a los modernos (también a los que te hablan desde tu cerebro). Y deja sobre todo de querer entrar en el mundo de la normalidad, que es insulso y desesperante. No uses las armas modernas para intentar entrar, pero tampoco para destruir ese mundo. (ya que uno se mide por la catadura moral de sus enemigos, ten cuidado al elegir a quién vas combatir: no malgastes tus fuerzas en hacer leña del árbol caído). Piensa en qué quieres hacer y pon el rompehielos en esa dirección, da igual que no haya barcos a la vista. Yo estoy seguro de que te encontrarás gente si vas por ese camino que parece inexplorado y peligroso. Y como seguramente dijo alguna vez María Teresa Campos, sólo tenemos una vida, así que nos merecemos vivirla con todas nuestras fuerzas, intentando acercarnos a lo que nos gusta y alejarnos de lo que nos hace pupa; sean o no esas cosas lo que la gente dice que son.

Saludos, Mc