tirarse por un puente, un enigmático post del Inspector

Me he muerto esta noche.

Pero me he muerto riéndome, me he muerto diciéndome a mí mismo que iba a reir.
Ha sido una muerte lenta, pausadamente he cerrado mis conexiones al exterior.
El teléfono estaba por supuesto apagado, no fuera a ser que alguien me hiciese cambiar de opinión, como siempre, y al final acabara por no tirarme desde el puente.
Nadie que me traiga flores, nadie que siembre de pétalos lo que quedó de mí, nadie que me glorifique.

Ha sido primero por los pies, sí, he muerto por los pies. El hedor de mi carne infecta de ocultismo. Las rodillas que no han hecho su trabajo, dejando caer mi esqueleto hasta el mismo cimiento del canal, a merced de los pescados que quedaban en medio de tanto alquitrán.

Más arriba, mi cuerpo empotrado en mi propia mazmorra, ya no se lamentaba por mi exclusión voluntaria del mundo de los vivarachos. Caldos entrando por mi hocico, antes me habrían dado miedo pero ahora ya no, me sacian, me hacen este trance más placentero. Tengo un compromiso con mi estómago, va a descomponerse y resquebrajarse como un barco que llega a puerto y no puede frenar en el amarre.

Punto y aparte en el texto pero mi conciencia sigue fjia en ese párrafo. Intacto aún mi sentido del conocimiento, todavía me queda sangre en el estómago y me dice lo que pasa. Todo el cariño que me quedaba sale de mi estómago a través de la cesárea que tengo ya en mi vientre.

Cesárea de Dios, que quitas el pecado del mundo.

Imagen extraida de (gracias) http://ecodiario.eleconomista.es/imag/europapress/14/10/2008/20081014092306.jpg