YO IRÉ CON JAVI, por Yo iré con Mr Dry

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Éste es un post de tetas dedicado con cariño a nuestra prima La Regla de Chargaff, de nuestro blog favorito.

"Yo iré con Javi" es una frase que todo adolescente de menos de cuarenta años ha oído al menos una vez en su vida. Se pronuncia con aparente levedad y se recibe con evidente angustia. La pronuncia una chica a la que creíamos soltera, y la escucha un waltrapa que lo va a seguir siendo.



En este caso que hoy nos ocupa, ella se llama Eowyn, aunque la llaman Windy; y él se llama Frodo, aunque todo el mundo le llama Piespe (Ludos). Pero esta situación es un clásico, una muesca en la rueda de la vida que gira infinitamente y que repite en eterno retorno el mismo patrón. Chico conoce chica, chico tarda dos semanas en decidirse a decirle algo, chica aborta la misión al mencionar a Javi, siempre Javi.


En cualquier caso, el chico siempre, repito, SIEMPRE, se llama Javi.

Javi, como su nombre indica, suele ser un chaval normal. Buen tipo, ni rico ni pobre, más guapo que feo, definitivamente con pelo, y practicante de algún tipo de deporte, que puede ir desde el surf hasta la escalada, con la posibilidad de variables regionales como la pelota vasca (entonces se llama Xabi). Por último, hay que apuntar que su familia mola. Eso es así.


Piespe confiaba ver una teta este finde. Una teta de Windy, of course. Pero, por lo visto, esas tetas las disfruta en régimen de usufructo el tal Javi.




Piespe es un chaval más normal todavía. O sea, normal en ese sentido que ya sabes. En su ficha aparece casi siempre algo así como que es fan de El Señor de los Anillos, o que es fiel bebedor de la cerveza regional (Xibeca, Alhambra, Estrella de Levante, Estrella de Galicia o cualquiera de ellas). Apenas se podría decir más de él sin ponerlo en un compromiso.

¿Cómo es posible que Windy haya estado cerca de caer en los brazo de Piespe? Porque la ha pillado en un momento raro de su vida. Está harta de tipos duros y guapos, de tipos que la han llevado a miles de sitios -desde los discotecones más jarenagüers hasta los yates más chupitruskis- y con los que ha aprendido a exprimir la vida, pero que luego la han dejado en la estacada. Está cansada, as well, de ligones de discoteca, de polvos de una noche y del vacío de la vida.



Ahí nuestro amigo Piespe ve el cielo abierto. Porque en circunstancias normales una chica así jamás se fijaría en él. Pero no son circunstancias normales. Ella está receptiva y durante un par de semanas, él ha sido el único soltero con el Graduado Escolar en 5 km a la redonda. Ella le responde a una de sus 65 sonrisas y él ya se emociona. Sueña por las noches con ella, les habla a sus amigos de sus tetas, y fantasea con la posibilidad de revisionar la trilogía del anillo junto a ella en el sofá.

Volverá a verla pronto, en una cena en casa de un amigo. Hay un evento en facebook, cuyo objetivo es que la gente se vaya apuntando y diga lo que va a traer de comer (para que no ocurra que se traigan dos ensaladillas rusas y luego, por ejemplo,  nadie lleve farlopa). Piespe lo ha mirado esta mañana y ha comprobado que la chica confirma su asistencia junto con la de un cuscús con cosas raras. Todo bien hasta aquí, hasta que esta tarde el Dúo Chica-Cuscús se ha convertido, por arte de birli-birloque, en trío. La chica ha posteado en el evento: "Ah, por cierto... Yo voy con Javi, espero que no haya ningún problema".


Pues sí, sí lo hay. Piespe se cisca en el Javi de los cojones, también qué oportuno el zagal.


Se lo imagina llegando a la cena montado en un corcel blanco, o mejor, en una nave espacial, y llevándose a la chica justo cuando Piespe iba cuesta abajo y sin frenos hacia sus labios.Se imagina, de manera más realista, que cuando conoce al dichoso Javi, resulta que hasta le cae bien porque él también es fan de Gandalf y la Tierra Media. Se imagina que la gente empieza a celebrar las virtudes de Javi en voz alta, y que se congratulan de que ella por fin haya conocido un chico que la saque del arroyo. A ver si olvida ya a aquel narcotraficante que tenía una villa en La Toscana, o a aquel otro tipo que era dueño de la mitad de Extremadura.


Todo el mundo se alegra por ella, menos Frodo, que no puede parar de pensar en cómo serán sus tetas sin las pantallas opacas de su camiseta y su sujetador.