martes, 12 de febrero de 2013

ASÍ SE SOLUCIONAN LAS CONTRADICCIONES, por Mr Dry

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Despierta, Alan













Por lo visto, José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española y tenaz azote de la II República, hizo algo inesperado antes de morir. Se había pasado años echándole leña al fuego del odio entre las dos Españas, y hay quien le señala como uno de los ideólogos del golpe de estado. Aunque su presencia en El Alzamiento parece más bien de perfil bajo (los golpistas desconfiaban de su afán de protagonismo), sí que es verdad que José Antonio la lió parda, qué les voy a contar. El 13 de julio de 1936, a solo cinco días del golpe, le escribía una carta a Mola diciéndole que contara con todos los falangistas para la causa. Y el 17 firmó el manifiesto pro-golpe que acababa con la famosa "Trabajadores, labradores, intelectuales, soldados, marinos, guardianes de la patria: sacudid la resignación ante el cuadro de su hundimiento y venid con nosotros por España una, grande y libre. ¡Que Dios nos ayude! ¡Arriba España!"


Como todos ustedes saben, Primo de Rivera estaba en la cárcel de Alicante, acusado de malmeter, de conspirar, y de tener pistolas en casa. Nuestro pequeño Hitler seguía queriéndose poner en la vanguardia del golpe que salvaría España... aunque nadie parecía tenerle muy en cuenta.


Sin embargo, parece que un cambio inesperado operó en su cabeza en sus últimos meses de vida. El otro día, cuando leí lo que sigue, me quedé a cuadros: 



(déjenme que les wikipedie, que si lo tengo que explicar con mis palabras me puede costar la tarde entera)







En los cuatro meses que mediaron hasta su muerte, Primo de Rivera suavizó su discurso. Unos meses antes había expresado su opinión sobre la guerra: "Es un elemento de progreso. ¡Es absolutamente necesaria!"43 En estos meses hablaría del fin de las hostilidades y de reconciliación.44 45 La aparente transformación experimentada por José Antonio a lo largo de los siguientes cuatro meses daría pie a la idea, posteriormente muy extendida, de que podría haber sido la gran oportunidad perdida para reconciliar ambos bandos en la guerra civil española.46 En agosto propuso un plan para poner fin a la contienda. El día 14, José Antonio diría a Martín Echeverría (Secretario de la Junta Delegada para Levante): "España se deshace. El triunfo absoluto de un bando, no supervisado por nadie, puede traer de nuevo las guerras carlistas: un retroceso donde perecerán todas las conquistas de orden social, político y económico, la entrada en un periodo de tinieblas y torpeza".47 Diego Martínez Barrio, que acompaño a Echeverría, narra así la entrevista:
Supe que el señor Primo de Rivera había propuesto al señor Martín Echeverría, para que éste, a su vez, lo trasladara al Gobierno, que se le permitiera salir de prisión, donde se reintegraría al cabo de cierto tiempo, para lo cual daba su palabra de honor, con el fin de realizar una gestión en el campo rebelde orientada a la terminación de la guerra civil y al sometimiento de los militares y civiles rebeldes contra la República, al gobierno legítimo. Hablaba también de unas soluciones intermedias que podrían ser base de esa negociación; pero recalcaba, insistía, en la necesidad de que se pusiera término a la contienda que se había iniciado, porque creía él, como español, que la contienda sumiría en el caos y en la ruina a la patria.
Conferencia pronunciada por Martínez Barrio en México en 1941.48
Redactó un guion que ocupaba una hoja por ambas caras en el que se analizaba la situación política y se definían una serie da acuerdos para acabar con la contienda; en otra hoja aparte se encontraba la lista de nombres que formarían el gobierno de reconciliación. El plan contemplaba el acatamiento a la legalidad de la República y una amnistía para los sublevados. El gobierno de reconciliación estaba formado, principalmente, por republicanos moderados y no figuraba ningún militar.49 El plan no fue tenido en cuenta por el Gobierno, según opinión de Martínez Barrio, los rebeldes no habrían depuesto las armas ante tal propuesta y, también, "no había posibilidad de arrancar a la acción de la justicia la persona del jefe de Falange Española".50

(fin de la cita)

Primo de Rivera se ofreció para mediar entre los golpistas y el gobierno, e intentar frenar así la una guerra que iba a destrozar España. Quizá es solo que quiso esquivar su destino a la desesperada. El trueque del prisionero Primo de Rivera por el prisionero Largo Caballero (hijo del presidente de la República, apresado por los nacionales) no fue contemplado como una posibilidad real por ninguno de los bandos. Quizá ofrecerse como mediador fuera lo único que se le ocurrió para salvarse.



O quizá es que las personas actuamos a veces por impulsos. Nos arrebatamos y de repente lo vemos todo claro, aunque esa claridad contradiga todo lo que somos o creemos ser.


A veces, los arrebatos cambian la historia; como el que le dio a Strasser, el rival de Hitler en el Partido Nazi, que justo cuando le podía haber arrebatado el poder, se fue de vacaciones a Italia con su mujer. O como el que me acaba de dar a mí, que me pienso liar la manta a la cabeza y me lanzo a la piscina. 




Salud!

1 comentario:

  1. ...y que la piscina esté llena y no toque usted fondo. Suerte anónima

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