viernes, 25 de enero de 2013

CAPITANES ENTRÓPICOS, por Mr Dry

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Pasan las nubes
Y el cielo queda limpio
De toda culpa

(M. Benedetti)







Tenía un post pensado. Tenía un post pensado que seguramente escribiré cuando pase todo esto. Era un post sobre la canción Gran Sueño, de El Hijo. Era un post sobre mi pasado. Un post amable sobre recuerdos amables de un mundo amable que ya no existe. Un post sobre la épica de salir de bares; el mundo perfecto y cerrado sobre sí mismo de las noches de fiesta. Un mundo que esconde -como el fútbol para los futboleros románticos- los secretos de la existencia.

Un mundo con códigos como los de la guerra, donde se conoce de verdad a las personas, por muy paradójico que suene eso. Conocerás a los hombres solo como mendigos o como soldados, cuando nada tengan para taparse. Tendrán, como los soldados, armas de fuego y destreza en la lucha cuerpo a cuerpo.  O tendrán, como los mendigos, unos euros para cartones de vino y unas cuantas historias para contar. Y poco más. Lucharán como Héctor, vagarán como Ulises. La perspectiva egocéntrica de la épica, la soledad del corredor de fondo.

Pero ese post no es posible. Ayer, cuando la segunda chica en menos de veinticuatro horas me mandó un mensaje incendiario de "Ven aquí a follarme, que no se va a enterar ni Perry", todavía me dieron ganas de sentarme a escribirlo y sublimar la movida con un poco de literatura blogger. Pero es que no hay tiempo. No hay tiempo. No hay tiempo material. El cielo se está viniendo abajo.

Caos es una palabra griega que significa desorden. Cosmos es su antónimo y significa orden. Orden en el sentido griego de "cada cosa en su sitio".

En un mundo como el nuestro, vaya usted a saber dónde se supone que deben estar las cosas.

La palabra griega entropía significaba en su origen evolución o desarrollo. En el lenguaje popular su significado ha derivado hasta quedarse en algo así como "proceso por el cual lo ordenado tiende -indefectiblemente- a desordenarse".

(Los físicos, por su parte, hablan de una "fuerza entrópica" que, sin ninguna carga valorativa -orden o desorden-, simplemente configura y desconfigura las partículas)

2013 empezó a entropizarse con virulencia, y el propio efecto amplificador ha convertido el aleteo de la mariposa en la tormenta perfecta. Todo ello con el macroscópico telón de fondo de la crisis económica, y con los microscópicos condicionantes de mi bronquitis, mis exámenes y el ir al Mercadona a comprar tierra de los gatos. Tengo unos gatos muy exquisitos, no te creas tú que hacen caca en cualquier sitio.

Total, que mi vida (v. gr. el escenario de la misma) no se parece en nada a la de hace apenas un mes. Hace un mes mis preocupaciones eran adaptarme a mi nueva vida con la Señora Dry, comprar tierra para los gatos, hacer fiestas, y torear con garbo las pequeñas cosas de la vida, como encajar los mensajes de las muchachas o pagar el taller del coche. A día de hoy todas esas cosas parecen de un mundo lejano, como si estuviéramos en Mordor y las imágenes de La Comarca se borraran cada vez más.

La entropía hace saltar el mundo tal y como lo conocemos.


***

O quizá el desorden que percibimos no sea externo. Ni el orden. Quizá el cielo siempre ha estado limpio de conceptos como el de culpa.




Quizá el mundo es cambio perpetuo. Quizá nunca fue estable y seguro. Quizá eran solo las categorías que proyectábamos en él, que nos lo mostraban como una foto fija. Quizá nunca hubo orden, y siempre se movió como las gráciles partículas de polvo a través de la luz, aunque nosotros nos empeñábamos en entenderlo a la manera de la física newtoniana.

Con los problemas de "un tren sale de Barcelona a las 15:45, y otro desde Madrid al doble de velocidad" no hicimos sino engañarnos con la idea del espacio y el tiempo absolutos. Inventamos y nos creímos un mundo donde no hay rozamiento del aire, ni influye si el conductor del tren A tiene o no una mala digestión. Creímos vivir en un mundo de reposo o velocidades constantes. Creímos en la definición de los límites del ser y de la nada. En la sustancia, en el alma, en la materia.



A pesar de los libros de historia, creímos que nuestro pelo siempre estaría ahí, nuestras banderas, España, la Unión Europea. Nuestros padres, nuestras parejas.


Que los cambios sucederían, sí,
Pero no a nosotros
O no de golpe
O no todos a la vez



Creímos, en fin, que siempre estaríamos. Con lo que nos costó montar el andamiaje de nuestro magnífico sistema de categorías. El tiempo que gastamos para sincronizarlo al mundo.


***



Mientras las olas desmontan nuestro barco de cáscara de nuez, mientras que no llegan al rescate Nietzsche o Buda, adoptamos la pose del capitán de barco. Un capitán entrópico que no abandona su nave mientras quede alguien a su cargo.




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3 comentarios:

  1. no olvide usted el "da capo" de nuestro gran bigotudo. tampoco olvide el arte, ni como se funde en la vida lo apolíneo y lo dionisíaco. en fin, no olvide usted a bolaño ni el buen vino con el buen jamón.
    es un placer leer sus palabras.

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  2. a veces no le comento como quien pospone la llamada a una buenorra por eso de proyectar cierta imagen de dignidad y autosuficiencia, a veces porque después de seguir obedientemente el hilo argumental de sus entradas envidio de manera malsana su dominio de la idea y la palabra, maldigo mi educación y capacidades y me enfurruño. a veces porque irremediablemente caigo presa del síndrome de stendhal y el cerebro sólo me da para murmurar entre dientes ostráspedrín. a veces porque es tarde y tengo sueño. a veces porque acabo mirando zapatos por internet.

    dicho todo esto, no es que mi intención sea la de bailarle el agua (qué también) sino que mi conciencia me dice que debo tratar de hacer las paces con la justicia, restaurar el orden natural y rendirle pleitesía a este post que no le he comentado antes porque es excesiva y jodidamente bueno.

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