Lo peor, lo que acerca la épica a la comedia bufa, son los momentos "y ahora qué" (como posteaba Mrs Polairinson ayer en el blog de nuestras primas las de la playa), aquellos en los que el director decide seguir filmando más allá del beso final de los protagonistas. Alargando un poco más la entrada de la música y los títulos de crédito, vemos qué pasa más allá. Lo que hay más allá, que toma diferentes nombres según sea la circunstancia, puede enturbiar lo que acaba de ocurrir (fornicio A4, regalo de las musas, notable alto en selectividad, noche de sábado Firework Happines) en una suerte de enmalrollamiento retroactivo (depresión postcoital, segundo verso fecal, facultades anodinas, tardes de domingo viendo Waku Waku ).
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Darlo todo significa que no te queda nada para después; y sin embargo, las horas del día siguiente exigen lo mismo que las del día anterior. Ni puedes contar el mismo chiste, ni a la gente le apetecerá ya escucharlo, y ahí estás, como un pasmarote en el escenario, mirándote las uñas.
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Lo primero que hacen los de Cruz Roja al llegar a una zona afectada por un terremoto es concienciar a la población de que habrá réplicas.
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O sea,
Vendrá la muerte
Y tendrá tus ojos.
... Al menos, que no es poco, estamos avisados
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(Vaya semanita. Esto es un final en cuesta, como dicen los ciclistas. Menos mal que llevamos a Marco Pantani tirando)
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