"Ríe y el mundo reirá contigo, llora y llorarás solo" le dijo una vez el chico viejo a un alma destrozada por sus sofisticadas y torpes tribulaciones. "Cambiar es muy difícil, imposible. Llegar a la locura es hacerte un hueco más grande en tu mundo. De cualquier forma eres tú, así que debes reir, y si se te desencajan las mandíbulas será mucho mejor, créeme", y old boy segúia: La gente ve que sus acciones se ven bloqueadas, su capacidad de respuesta es lenta e ineficaz y acaban dando surcos haciéndose demasiadas preguntas. Mucha gente se vuelve supersticiosa y le reza a Murphy, el comité Cygnet se hiergue en forma de carta reveladora como un muro de los lamentos providencial en el que llorar y darse de golpes en la cabeza.
Reirse es una forma de locura en sí, si no echense una foto en plena carcajada y analizan su cara deforme. Que te la pele todo lo que piense la gente es complicado si tu carácter es noble y el corazón demasiado sensible. Es posible que este tipo de gente acabe explotando, a fin de cuentas, es la primera causa de infartos cerebrales.
Convertirse en loco por falta de coraje, potencia, valentía, es una opción, casi natural, crear un alter ego más o menos organizado. Crear una suerte de patologías adyacentes, un desdoblamiento de personalidad, para conseguir ser un poco más leves.
La leyenda del comité comenta que Murphy era ruido mundano, sombra vegetal, potencia animal, redoble de olas, la paz en la tierra, la naturaleza tal y como nos viene. Lo incomprensible lo podíamos justificar sobreescribiendo sobre la sombra de la línea vital de Murphy, casiopea, peyote, magma, átomo, alma, fusión, paz, zen, yin, yan, topos, fetos, libros,........
La única fuerza estúpida y real confinada a ser algo útil en el destino de todo lo conocido y desconocido
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