Es una tarde de viento huracanado, pero tres figuras recorren el camino que atraviesa un inhóspito paraje en dirección al mar. Un joven y desgarbado monje camina a un par de metros de los otros dos, un viejo maestro zen y un escuálido lobo que cojea de una pata.
- No vaya tan deprisa, maestro
- Chin Po, mira nuestro joven amigo cómo me sigue sin problemas- dice el viejo señalando al pequeño lobo.
El viento es tan fuerte que casi deben gritar para oírse.
- Al menos, dígame a dónde vamos- dice Chin Po.
- Chin Po, tu mente está cargada de expectativas, por eso te sientes más pesado- contesta Wi Tei.
- Sí, pero no sólo es eso, también es que he hablado esta tarde con la chica que conocí este verano. Por el chat de internet, sabusté?-
- Vaya, joven Chin Po, creía que el messenger estaba prohibido para los hermanos.
- Y lo está, maestro, pero tenía muchas ganas de hablar con ella, y no lo he podido evitar.
- Bien, ¿y cómo ha ido?
- Bien; bueno, regular.
- Chin Po, tu mente está enrevesada, por eso balbuceas.
- Lo sé, maestro.
- Bien, continúa- añade Wi Tei
- No, si la cosa ha sido que después de que ella "colgara", y tras sentirme un poco raro, me he encontrado con una invitación de amistad aceptada en el facebook. Una chica fan de una cosa super-rara a la que envié una solicitud de amistad me ha contestado, y se ha puesto a hablar conmigo. Y me ha caído muy bien, la verdá.
- Entonces, ¿cuál es tu pregunta, Chin Po?
- Pues aparte de dónde vamos, no tengo ninguna pregunta, maestro.
El maestro se detiene y señala un risco en un acantilado. Después acaricia la cabeza del lobo.
- Vamos a ver la Luna, Chin Po. Quiero que Sebastián la vea salir. A ver si te puedes estar calladico un rato.
Mi lomo pelado antes de salir al trabajo normando.... Recuerdo eso de querer querer
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