lunes, 12 de octubre de 2009

prise en charge - MC




El viernes recordé mi etapa más intensa del biofrutismo como se pueda ver jamás. Fui a mi primera clase de spinning en Francia, y sólo quería que mis compañeros de sudores fríos estuviesen allí, criticando la música y dándo el do de pecho a cada pedaleo.

Aquella era una época extraña en mi territorio, esto es algo cotidiano, muy nuevo sin embargo para mí en territorio aún desconocido.

Mi culo se quedó amoratado, pero rendí. A veces el gimnasio era el prólogo de las noches más prolíficas de los biofrutas, con ligoteos de pan de leche, amagos cariñosos y conversaciones que rozaban la locura. Sin duda era otro final de otro algo, y ahora no será distinto, será el final de otro algo, sin duda el comienzo, pero ese es el problema, andar en una esquina esperando al tiempo mientras éste gira en torno mío mareándome.

El biofrutismo es algo así como una cultura de club, sin club, sacada de las entrañas, con un cuartel base salido del camino. Es como la revolución de estudio 54, pero sólo para nosotros. No se llena pero nos llena. Hablar de las chicas que son susceptibles de ser deseadas carnalmente de por vida, acercarnos con las ideas a la verdad, mientras se suda. He dicho verdad? acercarnos? sí, eso, alejarnos del mundo unidos por ciertas ideas comunes, camisetas que no transpiraban, el deseo de una conversación frenética y de soñar despiertos con una auténtica cerveza.

Las mallas de marlowe y su cinta existieron, el tipo resultón de dry, mi cuerpo contraecho desafiando a auténticos morlacos de a kilo.

Para terminar podría decir que es como la vida sin mí, algo muy interesante que me pasa constantemente y que busco, pero estoy ausente. No sé si estoy cambiando, pero da gusto retomar cosas que recuerdan aunque en nebulosas los orígenes.


Saludo a los biofrutas, gracias a esta identidad podemos ser nosotros, seguimos hablando con sinceridad, mis nuevas trabas a la hora de hablar con ellos directamente como si fuese el que yo mismo me atibuiría como segunda identidad: el extranjero de camus, desaparecen. Nuestro pequeño constructo sigue sólido, viviremos con nuestra clara, evidente y reveladora realidad. Nuestro tiempo nos pertenece, y el desprecio de los demás. Ser un gusano, especial dirían algunos es a veces muy gratificante.

1 comentario:

  1. madre trabajadora del gym12 de octubre de 2009, 23:46

    oh, queridos frutos

    qué dura es mi vida ahora sin veros en el gym de jose. Todos esos petaos no me interesan, a mí gustabais vosotros, los fofetes. Nunca me atrevía a deciros nada, y ahora soy infeliz. Estoy superbuena, pero soy infeliz

    ResponderEliminar

Por favor, deje su mensaje después de oir la señal.
¡Teeeeeteeeejas!