domingo, 27 de septiembre de 2009

NUEVAS ENSEÑANZAS DEL MAESTRO WI-TEI, por Mr Dry





El maestro está en la posición del loto, y su discípulo, el díscolo Chin-Po, se encuentra en la reverencial posición del pelícano frente a él, posiciones éstas que nos indican que la escena transcurre durante lo que los zen llaman "Clase de sabiduría vital para el mundo moderno"; en estas clases el discípulo presenta sus dudas al maestro, y éste escucha con atención para luego contestarle con un koan, o cuento zen, que el discípulo -si no es muy lerdo- debe saber interpretar para resolver sus dudas existenciales.

-Maestro- dice Chin-Po

-Maestro- repite Chin-Po, al no recibir respuesta en siete minutos.

-¡Maaaaeeeeestroooooo!- grita con soniquete el joven, mientras alarga el sagrado Kinju para despertar al maestro (en realidad, el kinju es un palo de escoba que sirve para este tipo de cosas, porque los ancianos zen se duermen en el filo de un tomate). Tras un par de golpecitos suaves, y uno bien gordo en toda la cabeza, el venerable anciano se incorpora un poco, abre los ojos y se quita los cascos del emepetrés.

-Empata el Osasuna en Mestalla- dice con solemnidad, y sus palabras no rompen la paz de la sala. Comienza la clase- añade el maestro, mientras se toca la frente, como preguntándose el por qué de ese repentino dolor de cabeza.

-Maestro Wi Tei, una duda corroe mis pensamientos

-Compártela conmigo, pero recuerda que nadie sabe si un árbol que cae en un bosque solitario hace ruido o no.

-sí...ésteee...otra vez lo del arbolico....vaya... Ejem, verá, maestro, ¿recuerda que le hablé de esta chica, Areté?

-Sí, claro, no has parado de hablar de ella en tu blog durante todo el verano. Sólo los lectores avezados perrcibimos esas cosas. Prosigue.

-Mire, maestro, yo la perseguí durante todo agosto. Luego, en septiembre, conseguí besarla, y la cosa de repente se puso sobre ruedas, ... pero cuesta abajo y sin frenos.

-Chin Po, deja las metáforas a los que sabemos.

-Perdón, Venerable Maestro- dice Chin Po mientras se golpea la entrepierna con el kinju, en señal de que se disculpa por su arrogancia.

-Continúa, que quiero oír la segunda parte del fútbol.

-Bien, maestro. Yo beso a Areté un día. Una semana después la invito a cenar a casa. La cena va bien... y al final se queda a dormir.

-Bravo!

-No tanto, no se crea. Me gusta mucho dormir, y en general, estar con ella. Pero inexplicablemente la cosa se solidifica... y nos convertimos en un matrimonio, una pareja que ya no tiene nada que decirse, salvo los terribles reproches. Yo no consigo hacerle entender que me gusta, que me da igual que tenga diez años más que yo, que cuando la llamo para quedar no es porque piense que tengo que hacerlo, sino porque QUIERO verla.

-Recuerda las enseñanzas del viejo Ru Te: "Si una persona no te cree cuando te pregunta si te lo estás pasando bien y le contestas que sí, entonces enciende una vela junto al viejo estanque".

-Lo he entendido todo, menos lo del estanque, maestro.

-Porque aún eres joven e inexperto, Chin Po, que pareces gilipollas.

-Ya, vale.

-Prosigue, el tiempo (que no existe) apremia. Me has dicho que ella no se creía que te gustara, y que eso vició la relación.

-Bueno, en realidad, hubo más cosas. Como por ejemplo, las discusiones. Creo que he discutido más en dos semanas que sumando todas mis relaciones anteriores, guerras mundiales incluidas. El caso es que yo me sentía idiota por discutir todo el tiempo.

-Los problemas reales llegan solos, buscarlos al principio es de necios.

-Eso mismo pienso yo. De hecho tengo una camiseta que lo pone.

-Continúa macho, que me has pillado en pleno Carrusel Deportivo.

-Bien. El otro día estaba yo durmiendo en su cama. Y entonces me despierta, y me dice que está nerviosa. Yo intento tranquilizarla, pero es casi peor. Me dice que quiere cambiar las sábanas. Las cambiamos. YO voy medio zombi, porque he dormido seis horas en dos días. Le pregunto si sus nervios son solo por la sábanas o si es que quiere hablar conmigo. Me dice que qué hago yo con ella, en vez de andar persiguiendo jóvenes lozanas. Porque me gustas tú, Areté, joder. Entonces me dice algo así como que si le gusto, que no se nota. La vena de mi frente se hincha por quinta o sexta vez en dos semanas...

-Y explotas- se adelanta el Maestro, en un gesto que, como saben, es de muy mala educación.

-No, no exploto. Imploto, del verbo implotar. Los músculos de mi cara no se tensan, sino que se relajan. Mi cuerpo experimenta una calma parecida al nirvana. En ese momento sé que se ha terminado, que no hay más que hacer. Escondo como puedo mi erección, cojo mi ropa y me empiezo a vestir. Ella dice que lo entiende, que sabía que iba a pasar. A mí me dan ganas de gritarle que ha pasado porque ella lo ha provocado, pero no lo hago. Es tarde y hace mucho frío, pero me voy a mi piso a dormir al menos una hora más antes de irme al curro.

-Sabio comportamiento. Pero, ¿y tu pregunta, Chin Po? ¿Cuál es la duda para la que me estás pegando la brasa esta?

-Ayer me envió un mensaje diciendo que quería dormir conmigo. Yo la llamé un par de horas después, diciendole que estaba muy cansado tras el viaje, y que prefería verla en otro momento y hablar con calma.

-Ante todo, mucha calma.

-Eso pienso yo. Además, el día que "lo dejamos", le dije que iba a necesitar una semana para estar solo, porque soy un poco bastante melón, y prefiero no ver a la gente -ni que me vean- así. Sin embargo, hoy la he llamado para preguntarle qué tal estaba, y porque la echaba un pelín de menos también, y me ha cogido el móvil preguntando "¿Quién es"?

-Ha borrado tu número. JAJAJAAJA, si eso es lo que haces tú.

-Sí, pero luego al hablar no ha sido tan amable como yo lo habría sido. De hecho he empezado a pensar"¿Y de esta persona he estado yo enamorado?". ¿Qué debo hacer, maestro, para recuperar el equilibrio?

-Bien, Chin Po. Has agotado al máximo tu turno de palabra. Déjame que te cuente este breve koan:

"Antes, hace mucho tiempo, las tuercas y los tornillos no eran de fabricación industrial, sino que eran hechos a mano, cada uno por su lado. Luego, contrataban a mujeres a las que sentaban con dos grandes sacos a cada lado. Su trabajo era coger un tornillo de la primera bolsa e ir probando tuercas de la segunda, una por una, para ver si alguna encajaba. Créeme, casi nunca era a la primera ni a la que hacía veinte"


El discípulo Chin Po, ya en la posición de ardilla (lo que denota que la clase está llegando a su fin), asiente a las enseñanzas del koan mientras se golpea en la cabeza con el kinju, en señal de que su maestro mola, y él no.

Su mente se ha vaciado de preocupaciones, Areté se diluye en el fluir del mundo.

Chin Po está preparado para afrontar, de nuevo, una dura semana de trabajo.



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2 comentarios:

  1. Chin Po, areté, has querido adherirte al primer árbol que ha soltado resina cuando te has acercado a él por décima vez.

    El maestro estaba bastante pendiente del partido y no te ha repetido una de las máximas, por creer que al ser galápago en celo estaba interiorizada, pero como todos, somos marlowe, ardilla, y si no es ella la que tira un poco del carro y abre el universo no hay mucho que hacer.

    Abre horizontes Chin, es cierto que eres joven y lo más importante que tienes vitalidad. Aprovecha antes de que se te seque la próstata y el ombligo supure bilis negra

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  2. jajaja,

    me has hecho reír mucho. Perdona, no pienses que no me importa porque para tí será un quebradero de cabeza, pero es que lo has contado de forma muy divertida!

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