lunes, 7 de septiembre de 2009
MI AMIGO MAC ARTHUR, por Mr Dry
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Tengo yo un amigo que al que conozco desde hace veintiséis años. Nuestra relación, como pueden imaginarse, ha pasado por altibajos. Pero, vamos, pedir lo contrario sería como pedir que no llegara el otoño.
Una vez, con once años, me hizo una llave de judo y fui a caer apoyando la oreja; sí, sí, la oreja. Se me puso como un pimiento morrón, porque me la raspé con la pista de futbito (una auténtica lija) de mi cole. Recuerdo que me puse a llorar, medio por la humillación de haber sido volteado, medio por el picor-ardor orejero; la cosa es que él se preocupó tanto, que al momento, se sentó a mi lado y se puso también a llorar.
Él se encarga de contar siempre esta anécdota, para señalarle a quien tenga delante que por mucho que la otra persona crea conocer a Dry, sólo él ha llorado a mi lado con una oreja más grande que la otra.
A Mac Arthur el encanta defenderme, le mola decirme que nadie se va a meter conmigo, y que quien lo haga se las verá con él (para los lectores de fuera: Mac Arthur está hecho un armario de dos puertas, y yo soy el hermano tirillas de Buster Keaton)
Lo cierto es que tiene razón mi amigo Mac Arthur, en cuanto a lo de que somos más que amigos: nada puede igualar lo que nos une. Y cualquier recién llegado debería currarse veintiséis años de aventuras y desventuras, además de aprender judo y ponerme la oreja colorá y tener los huevos de sentarse a compartir unas lágrimas. Es, literalemte, como si fuéramos hermanos.
Y hablando de lágrimas, sé que él ha sentido la muerte de mi abuela como yo la de su madre. No es sólo que también a ellas las recordamos del colegio, y la hayamos visto en casa del otro durante veinticinco años. Es que lloramos juntos porque buena parte de la vida de uno se cruza con la del otro, como dos círculos intersectados, casi como los siameses.
Me siento tan orgulloso de él, de cómo se ha portado durante la enfermedad de su madre, que el corazón se me quiere salir por el balcón a gritarle a todo el mundo que ése tío es mi amigo. Que nunca me va a pasar nada, porque él me defiende. Que nos vamos a seguir tomando tés con whisky hasta que se acabe el té o se acabe el mundo.
Que voy a estar ahí siempre, vaya. Y él también.
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Que preciosa declaración de...amistad!!!jajaj
ResponderEliminarLa verdad es que un quien tiene amigo tiene un tesoro...y que razón tiene el dicho...bien dicho jaja
Os felicito a los dos por encotraros y compartir tantos años en los que como bien dices, hubo desgracias pero tambiénmuchos buenos momentos entrañables que compartir.Brindo con café por ello xd.Saludos a los dos.
Suerte en el concurso.
Enhorabuena por esa amistad :-)
ResponderEliminarOjalá dure toda la vida y nunca se rompa. Siempre es bueno tener alguien a quien confiar.
Envidia sana que nos das.
Un saludo.
Me entristece pensar que la vida arremete de nuevo dando un golpe bajo, arrebatándonos una y otra vez a alguien a quien queremos...y decir que así es la vida en los labios de alguien que no comprende nuestro dolor en ese momento es más doloroso todavía, porque nos crea una sensación de impotencia que no yo podría describir (seguro que tú sí Dry).
ResponderEliminarPero por otro lado es maravilloso contar con alguien que de verdad siente lo que te está pasando.... Disfruta en todo momento de lo que te rodea!!!!
Un beso
Gracias a todos
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