domingo, 16 de agosto de 2009

UNA PERSONA AL BORDE DE SÍ MISMA, por Mr Dry





A quien pueda leerlo


Dieciséis de agosto del año de Nuestro Señor de 2009.


Zarpé del puerto de Plymouth hace ya tres semanas en una embarcación que los viejos lobos de mar no dudarían en llamar de cáscara de nuez. Un pequeño bote en el que apenas quepo yo y mi reproductor de emepetrés, sin vela y con remo de juguete que utilizo también para rascarme la parte baja de la espalda. Me he adentrado en los procelosos mares árticos y por eso he tallado una cabeza de dragón en la proa, a la manera de los antiguos drakkars vikingos, por si me encotrara con algún Leviathan (y también porque me encanta tunear las cosas, todo sea dicho).


Ésa es mi infraestructura en este verano solitario y peligroso.


Si alguien lee esto, que sepa que no es un mensaje de náufrago al uso. En lugar de botella he usado un brick de Pascual Funciona, y en lugar de pedir que me rescaten, estoy pidiendo un poco más de esta soledad adictiva.


Quemado por el sol, enfermo por beber agua salada, atacado por las temibles gaviotas y fumando demasiado, he atravesado ya más de la mitad del Atlántico. Me quedan pocas fuerzas, y de víveres sólo conservo una lata de anchoas que no me como porque no me gusta el pescado. Sin embargo, quiero seguir, aguantar. La soledad infinita y la zigzagueante melancolía han hecho mella en mi espíritu. Los que me conocen saben que el viejo Capitán Dry siempre fue la alegría de la huerta, y si algún día vuelven a verme espero que entiendan que una travesía así siempre pasa factura. Mis intentos de ser disciplinado han fracasado como siempre (por no hablar de los barcos a los que pedí ayuda y pasaron de largo), por lo que mi estado mental ha empeorado cada vez más, hasta el punto de que me pillado un balón de voeibol y le he pintado un bigote para imaginarme que hablo con Marlowe.


Sin embargo, lucho con mis fantasmas -esos viejos conocidos, que atacan como hienas cuando ven debilidad. Lucho sin disciplina, y casi sin recursos ni fuerzas. Uso las viejas estrategias: un poco de indolencia, un poco de alcóhol, y cientos de millones de pelis en dvd. Y los informes de daños no son tan malos.


Agosto se ha curvado como una montaña rusa, y ahora con el trenecito detenido en la cima, noto que va a empezar a caer hacia abajo, acelerándose cada vez más hasta estrellarse en septiembre.


Aún quedan quince días, pero esto está casi hecho.


Yo sobreviví a la soledad, podré decir junto con Madcap. Quizá hagamos camisetas.

3 comentarios:

  1. pues mi vagón se ha quedado atascado, me he bajado para empujarle y ha caído, y yo estoy haciendo equilibrios y no sé muy bien como lo haré, es posible que otro vagón me de un empujón, pero si sobrevivo hasta septiembre, tenía ya pensado hacer una camiseta, sólo tengo que añadir tu nombre y en el calluco dibujar otro coco sonriente con un tabaquito, whisky y la melodía de bark psychosis....

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  2. Querido Madcap, es suyo el cayuco que veo a la deriva con mi gps? Se dirije usted, por si no tiene un aparatejo de estos, a la isla de las naines, habitada por varias tribus: la de las madres de gimnasio, la de las thekanos y la de las suecasuizas. Espero atraque en buen puerto, como hicieron en el famoso desembarco de Normandía, pero con menos víctimas

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  3. Chiquito de la Calzada17 de agosto de 2009, 11:17

    Jarrrr, que tienes más peligro que Dry con insomnio y una conexión a internet!ç

    jander klander

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