IN THE MOOD FOR HATE, por Mr Dry

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Iba a escribir aquí esta noche con otro estado de ánimo, pero algo me ha sacado de mi “mood” (como dicen los ingleses con su admirable economía de lenguaje): me he encontrado hace un momento con un mensaje de provocación por parte de una persona que está dolida conmigo, y se me acaba de agriar la leche.
Me dan ganas de responder, cargar las tintas, sacar la artillería pesada, erguirme como un demonio de 80 metros y escupir un enorme lapo de fuego como mensaje respuesta. En otras ocasiones lo que hago es que me muerdo la lengua hasta que me duele y aprieto los puños -en un gesto tan ridículo como efectivo-, y se me pasa. “Allá tú, si quieres verlo así”, me diría en voz baja, y recordaría a mi viejo maestro zen mientras se me recoloca el cuerpo y me ajusto a modo “hacerse el sueco”. But not today.
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Ya se me han quitado las ganas de escribir mi post garrapiñado, lleno de golosinas y nubes, y mi mensaje de esperanza a la muchachada se me va a tornar en diatriba contra tu rencor.
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Que te follen, loca gilipollas. Parecías estar buscando una historia de amor truncado para poder desplegar todos esos gestos que tú crees románticos pero en realidad sólo son basura emo con una pátina pseudo cultureta. Querías una ración de corazónroto que combinara con tu malditismo. Querías una historia para contarla, no para vivirla. Querías una excusa para odiar, para el resentimiento. Querías el todo imposible para poder lamentarte por no conseguirlo. Querías confirmar tus peores sospechas. Querías el cariño sincero para después pisotearlo con tus recuerdos, y llamarlo falso o interesado. Querías ser la víctima y aún nadie había sacado las armas.
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Al parecer no querías jugar esa mano conmigo, pues parece que realmente solo te interesaba conseguir la carta blanca de los despechados.
Querías un enfrentamiento como éste.
Y no lo vas a tener.