jueves, 30 de abril de 2009

Sexo aborígen - Mc



Me gustaría mencionar la ley que rige nuestras vidas, una ley absoluta de orígenes divinos, la ley del cuanti: cuanti más grande más tonto. Y así debe ser, porque de toda la vida de Deus se ha dicho en el pueblo de mi padre, y como la cultrura popular de los maestros viejos no hay nada.

Parece ser que es mucho más natural de lo que parece, tanto como que sucede un 100% de las veces, apreciar una buena delantera y echarle un buen repaso. Pero quedaremos como el cerdo carroñero y la falsa víctima asediada. No digo la delantera por nada, quizá por un cierto orden lógico o conceptual, pero la trasera no tiene desperdicio, un todo bien puesto siempre será bien estudiado en un ápice de segundo por nuestros instintos más fieros, aunque luego como corderos degollados nos quedemos con la picha tiesa y la mirada en blanco y obedezcamos a nuestra educación..... estúpida educación a veces, muchas veces.

Lawrewence, un escritor muy majete, viene a decirnos lo pardillacos que somos en una de sus grandes novelas "El amante de Lady Catterlay". En una sociedad libre, plena de información, supuestamente bien formada nos encontramos con una juventud insustancial, inapetente de sexo, con una libido manipulada por ideas de extrema mormona en vez de guiarnos por nuestras santísimas gónadas, porque como Lady Catterlay, yo hoy también creo que las gónadas te suben al cielo, sexo que te libera sin prejuicios, un acto animal para animales, ninguna disyuntiva. Alcanzar la libertad con tu cuerpo y en lo terrenal, no buscando lo divino....... ayy Lady Catterlay, que porrascazo te daba, mi amor, mi gran polvo, como se diga, como esté bien, como le guste.

Con esto más o menos me quedo a gustico.

No puedo dejar de decir que como vaticinaba, ayer en el CAP fui el homínido sapentudo más popular de toda la clase, con un aforo en su gran mayoría femenino-ternesco, las miradas impactaban en mí, el sitio de atrás fue ocupado por una de las chicas con las que intercambié miradas, gestos, y es que ayer desprendía seguridad, carisma y además me puse guapo claro.

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