jueves, 24 de noviembre de 2011
LIARSE CON COMPAÑEROS DE TRABAJO, por Marlowe
La chica del vestido azul marino con cinturón rojo (AKA 47) es polaca y no le gusta que le coman el chocho.
Siempre dicen que no te líes con compañeros de trabajo, que donde tengas la olla no metas la polla, que hay que verse todos los días... pues hay cosas que hay que hacer para saber si son errores o aciertos.
La cosa empezó como las grandes aventuras tetejiles, un cocktail con unas gotas de azar y el resto llenar el vaso de tubo con perderle el miedo a unos pezones empitonaos. Nuestro primer encuentro fué en la máquina de café. No te preocupes, tómate tu tiempo, no tengo prisa.
El siguiente encuentro en la máquina ya fué buscado, tan fácil como que tengo el dolor de estómago a veinte céntimos asegurado al lado de mi despacho.
Donde jugué ya todas mis cartas (trucadas) fué en la cafetería. Cuando llego al trabajo por la mañana siempre me paso a por mi pistolet de jamón y queso, mi lait russe y mi zumo de naranja. Pues bien, fué una señal que el biofrutismo me mandó, la máquina de zumo de naranja se jodío en el momento que yo la utilizaba y se formó una cola del copón para pagar porque el cajero vino a ayudarme. AKA 47 era la primera en la lista y yo ya pensaba en el Marlowazo que se iba a llevar.
Apresuré a mis zapatos Oxford para ponerme a su lado en la escalera y le pregunté si ella también iba a matarme en el ascensor como todas las personas que estaban en la cola me decían con sus miradas, manos al bolsillo o continuas miradas al reloj. A partir de su sonrisa, ya me di cuenta de que lo próximo iba a ser el mamoneo con emails y preguntas escritas a mano en un papel y enviadas directamente escaneadas a su email del trabajo.
Cuando ella se acercó a mi despacho ya tenía a mi jefe mosca por el pasillo, haciendóme aspavientos y levantando el dedo pulgar por detrás de ella en el pasillo. Creo que le llaman estilo inglés...
Chicas, si alguna vez queréis joder un poco o poner celosín a un biofrutas, enrollaros con un argentino porque por favor, con un italiano es de ser una hiena desgraciada, eso es ya querer hacer daño. Los Planetas se inspiraron para su canción "¿Qué puedo hacer?" en un mal momento de un biofrutas cuando su chica objetivo se fué con un italiano: lo expresaron claramente:
"estoy harto de esperar,
esto es más de lo que puedo soportar"
Así que quedamos después del trabajo. Mmm, adiós vestido azul con cinturón rojo y hola pantalones vaqueros con jersey ajustado. Cenamos en el bar de la esquina y ella compró su pan polaco que dejó en mi estudio. Como bueno caballero la acompañé a su portal y me disponía a volverme calle arriba cuando me dijo si quería subir a tomarme otra copa. Se me empalmó hasta la corbata. Subimos y abrió su frigorífico y olía a queso que tuve que salirme al balcón. Ella me extendió una copa de un licor (mira que yo no bebo) y para que andarnos con rodeos, me puso el orcate en pompa, tanto como para no ver más que aquel vaquero. Entonces pensé:
- a ver, qué haría un biofrutas en este momento? E hice justamente lo contrario; besarla. Un beso fugaz y lastimero pero la besé.
Al poco teníamos otra copa y una visión caústica: reclinado desde el sofá veía si alzaba la cabeza las fotos de su familia y si bajaba la vista, su pie que me masajeaba la polla, que me habia sacado yo mismo previamente porque de tanto rozarnos iba a romper el pantalón (y no tengo ninguno que haga juego con la chaqueta gris marengo).
Inciso para nuestras lectoras con blogs de moda: frotis frotis entre pantalón de traje de hombre contra pantalón vaquero de mujer, rompe antes el traje de hombre da igual el tejido. Pantalón de pana 5 bolsillos de hombre contra pantalón vaquero de mujer, rompe antes con el roce el vaquero de mujer.
Me entró uno de mis "dignity moments" y como ella me decía que no debíamos hacerlo porque somos compañeros de trabajo (ya os he dicho que trabajamos en el mismo pasillo, en el mismo pasillo que 50 personas más al menos), pues le dije que valía, que lo que ella quisiese. Lo extraño es que no desperté con dolor de huevos aquella mañana.
Esto fué un miércoles, así que quedamos, después para el sábado después de los consabidos tonti-emails. El sábado por la mañana me rompí, literalmente, y tuve que decirle que sólo podíamos quedar en mi casa o en alguno de los bares cercanos.
No recuerdo mucho más salvo que bebimos vino en la cena y Martini Bianco. Ya en mi casa, estrené el sofá cama. Mi cuerpo roto pero aún así me dije a mi mismo, que yo, gran europeista, debía poner otro sello en el pasaporte.
Lo más gracioso fué comprobar que aun sigo teniendo habilidades gimnásticas. Cuando los 2 éramos uno, nuestro cuerpo se acercó demasiado al borde del sofá y cedió. Seguramente la culpa fue mía, que andaba entre preocupado por no partirme también la crisma con el marco de la ventana que teníamos abierta y atento a no acabar de joderme la otra mitad de mi cuerpo. Cuando caíamos fue un momento matrix total, donde yo a cámara lenta pensaba como girarme en el aire para no caer sobre mi lado derecho, el que estaba literalmente roto. Y lo más sorprendente es que cuando llegamos al suelo, seguíamos siendo uno. Desde luego un biofrutas cuando la mete, la mete de verdad.
Al volver al sofá, volví a intentar degustar su sonrisa vertical, pero hasta un total de 3 veces sus manos se engancharon a mi cabello para hacerme ver que mi saliva ahí no podía aparcar. Pues menuda mierda, a mí me gusta comer chochos, ¿estamos?.
Ella ya se había ido un par de veces pero yo no, y me dijo que "the shop was closed". Así que la cosa acabó siendo declarada patrimonio de la UNESCO, como el palmeral de Elche. Mi pene fué palmera, de tronco leñoso y erecto, machacado hasta que brotaron grandes hojas en corona al final del tallo.
A la mañana siguiente, serían las 8 o las 9, se duchó con las toallas que le dejé junto con mi crema hidratante y se marchó. Yo, como cada domingo, me levanté tarde y me fuí a comprar el periódico y mi café.
PD: Gracias Wojtyla, por el kebab de la esquina de la Place Luxembourg y por tan recatadas damiselas, mi madre estaría contenta de ella.
PD2: Hace más de 3 semanas que no he vuelto a saber de ella.
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querido Inspecteur, espero no sonar exagerado si le digo que es lo mejor que he leído en mi vida. Jamás pensé que las palabras polla y chocho pudieran formar parte de un conjunto tan armónico y exquisito. A ver qué dicen las lectoras femeninas del blog, pero yo ya le adelante que caigo rendido a sus pies y sus muletas, que no puedo esperar al siguiente capítulo de "A mi compañera de trabajo no le comen lo de abajo" o similares. Qué hombre, qué prosa, qué weird charm y qué hambre tengo. Reciba usted un caluroso abrazo en el sphinter
ResponderEliminarsiempre suyo,
capitán dry
...yo... es que no he pillado las metáforas...
ResponderEliminarbesotes!!!