martes, 8 de noviembre de 2011

SEX AND FREEDOM AND PEACE AND LOVE, por Mr Dry

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Cáspita, vaya semana que llevo de desconexión neural. Por si fuera poco el agite, ahora resulta que tengo internér en el zapatófono y que si quieres arroz, Catalina, y que ,ya que estamos con el tema de que la abuela fuma, tengo facebook, twitter (hoy he aprendido como se escribía correctamente) y whatsapp (no sé aún si se escribe así) y una tontería encima que pa qué.


He tenido que hacer un esfuerzo asertivo importante para no dejarme arrastrar por la gente que me quiere echar piscinas de culpa encima, y me he quedao en modo pajarico. Hoy pensaba salir a comprarme un libro. Tengo un montón sin leer, pero son los que me regalaron mis amigos por mi cumple, que anda que ya les vale. Vaya mierdaza de libros y cómics, así entre tú y yo, que me compraron los jodíos. Un best seller de una señora viejuna que debe de ser como una mezcla entre Paulo Coelho y su puta madre, un cómic chungo así como Generación X sin gracia, una novela "que arrasa en el mundo entero" y que aún no me lo explico porque tiene pinta de ser un jano importantísimo. Al final, querido Marlowe, el regalo más acertado fue el suyo. Vivimos en un mundo en el que la mayor parte de los adolescentes quieren ser o Katie Perry o Cretino Ronaldo, lo que ya te da pistas de por dónde te va a dar el parraque que te deje en el sitio, muerto mil veces antes de tocar el suelo.

Sin embargo, como les decía, ando terriblemente cansado. Cansado de todo, y cansado en el sentido físico de estar cansado, joder, que parece que haya que explicarlo todo. Por eso, nada de ir a comprar el libro. También podía haber ido a la FNAC, que tengo un tique regalo que me hicieron cuando devolví la edición especial del Kid A que los fenómenos de mis colegas me habían regalado por mi cumpleaños. Podía haber ido en coche, en coche a la FNAC. Pero es que los centros comerciales de Murcia tiran mucho para atrás, especialmente si uno odia a la gente. El Kid A me regalaron mis colegas. Hay que jorobarse.


Así que espero a que se haga la hora en que sea demasiado tarde para salir. Mientras, conecto -sin mucha pasión ni ahínco- ideas extrañas. Quería rebajarle el tono al blog, que me había quedado tremebundo con tanta emo-filia. Quería hablar de tetas, pero no veo dónde podría encajar un comentario sobre melones que no quedara muy forzado. Me pongo a pensar en tetas, y la verdad es que entretiene un rato, pero es difícil montar un post que les sirviera mínimamente a ustedes, que andan perdidos en el mundo.

Ah, amigos, las ttjas, la pechumbre, las teturcias. A veces me da pechambre pensarlo y otras pienso que tetás pasando. La emergencia melona, el terror Escottex, hacen a los hombres actuar de modo extraño, precipitado. Cuántos amores declarados por un buen par de mamellas; cuánta mezquindad inducida, o lo que es peor, pasada por alto. Tetas, esto da para un soliloquio hamletiano. Cuánta torpeza, de verdad, sólo porque la chica es guapa y parece que le gustas. Las prisas, la velocidad de crucero de esta sociedad moderna, que si tardas más de cinco minutos en entender el cierre de un sostén ya te clasifican como nerdo; entrañable, sí, pero nerdo de aquí a Roma.

Y uno, que no sabe lo que quiere ya. Si algo tipo Russ Meyer que genere debate entre el trogloditismo, o uno de esos pechos de cisne blanco de cuento de niños. A veces le gustaría ponerse a cantar, pero claro.


Por ello, porque las cosas se atropellan, pero en la cama parece que se posan como un colibrí en una ramica, pues qué quieren que les diga, que no soy tan listo como me creo, y a veces me veo cometiendo fallos como a cámara lenta, pero a ver quién rectifica, y más que quién sería cómo, sobre todo, si se te cruzan imágenes de tetas todo el tiempo, que así no hay manera, hoyga. Y cuando no es eso, pues son melodías de Low o de Sufjan Stevens, o se me cruza la imagen de Berlusconi, o yo qué sé más, aunque casi siempre son tetas (lo pongo muchas veces para que nos encuentren por Google esas almas pajilleras y solitarias, tristes como tristes son todas las cosas de las que se habla con este tono de condescendencia).


Tenía que haber salido a comprar el libro. Cualquier cosa mejor que quedarse aquí. Las cosas no se dejan, se sustituyen. No se sale de ningún sitio, sino que se mete uno en otros lugares. Sin embargo, también me sirven estas idioteces dionisíacas para pecar de hybris y ver dónde se empiezan a fruncir los ceños, a remover el culo en el asiento. Lo que yo les diga, mano de santo.

Y así pretendo yo afianzar nada, revolverme como gato panza arriba, autoironizarme, humberthumbertarme, sacudirme la tontería y la culpa que no quiero. Y que sea lo que tenga que ser, que hasta que uno es capaz de decir eso en voz alta primero hay que pasar por todo lo de antes.






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3 comentarios:

  1. "el pequeño christian" de un señor que se llama blutch o "parker" un comic para tipos duros. corre, ve y dile a alguien que te lo compre.

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  2. me alegro que mi regalo te gustara, me la jugué a todo o nada y por lo que veo no me salió mal

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  3. gracias, sedmoral. por ciervo, ¿cuándo nos vemos?

    Marc Low, me tiene usted ganado con su weird charm, haga conmigo lo que quiera

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