miércoles, 12 de octubre de 2011

VIENTO FRÍO (LLÉVAME CONTIGO), por Mr Emo Dry

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Tengo a gala el conocer a casi todo el mundo que va al Bar TTjas; y si no tanto, si al menos, a los que son atraídos hacia el agujero negro de la esquina del fondo. Formamos un grupo heterogéneo de muchachos y muchachas con las únicas características comunes de ser unos frikis de la vida y ser más solteros que los sobrinos del Pato Donald. Hay un rockabilly de casi dos metros, un gay que parece más gay de lo que es, un escritor maldito al que no se le conoce texto alguno desde que ganó un accésit en los premios de La Verdad de Murcia allá por el 96, y varios elementos más, que se juntan frente a nuestra camarera oráculo a pedir cervezas fresquitas y panchitos free.

Sin embargo, el otro día, todos se giraron emocionados al ver entrar por la puerta y acercarse a un tiarrón alto y guapo que parecía tambalearse al andar. Las chicas se le abrazaron, los chicos le daban puñetazos de admiración en el hombro, y él se dejaba querer y se le notaba ciertamente emocionado. No era emoción, empero, lo que brillaba en sus ojos. Descubrí en seguida que sus ojos vidriosos eran consecuencia de haber estado bebiendo palomitas (Marie Brizard como componente básico) durante toda la tarde.

Yo asistía con cara de tonto al reencuentro de toda la panda con un integrante al que no conocía. ¿Quién será este tipo tan guapo? ¿Por qué es (o parece que fue) uno de los tripulantes del "barco de la infamia" de la comunidad del Bar TTjas? Una de los requisitos para entrar es ser más bien feo, o al menos no parecer el David de Miguel Ángel animado.

El chico, llamémosle David, comenzó a hablar y la gente le escuchaba como si escucharan al mismísmo Homero cantar la batalla de Ilión. Y el caso es que parecía literalmente era algo así, ya que David nos contó cómo había sido todo este tiempo sin venir al bar, ...cómo había sido su vida en Afganistán.

Soldado español, brillante y valiente, completamente destrozado por la guerra, la bajeza y la miseria.

Alcóholico reconocido, necesita beber en el momento en que su memoria se activa (sí, igual que Paul Newman en La Gata..., "hasta que algo en su cabeza haga ´click´").


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A veces, cuando estás sensible, como es mi caso (gracias a mi semana pasada ultramierdosa), percibes cosas que habitualmente no ves. O mejor dicho, estás más preparado para verlas y entenderlas. Recuerdo el día en que la Señora Dry y yo rompimos. Salí de casa a despejarme y también para que ella se tranquilizara un poco. Recuerdo que iba con chanclas de piscina por la calle, se harán una idea de lo empanado que iba. Anduve durante media hora, barrio arriba, barrio abajo, desquiciado, intentando ordenar la información y procesarla, cuando de pronto vi una imagen estremecedora. En Murcia, los abuelos no han perdido la sana costumbre de sacar sus sillas a las calles y montarse unos grupos de debate hasta la una o las dos de la mañana, dado que en las casas no se puede dormir hasta que no corre un poco de fresquico. En un parque había un grupo de unos seis o siete, alrededor de un banco, hablando y riendo de esa manera tan graciosa en que se ríen las abuelas. En el banco de enfrente, sola y con un andador, había una mujer muy anciana, a la que seguramente sus hijos o su cuidador, habían dejado para que también tomara un poco el fresco. La habían dejado en ese banco, y no en el de enfrente, pero nadie sabe bien por qué. Cuando pasé a su lado, me clavó suavemente su mirada. Y en un acto instantáneo, mi mente se reconfiguró. Relativicé, ordené y deseché muchos pensamientos dolorosos.


La moraleja no es simple. De hecho, no sé si estas historias (o imágenes) la tienen. No se trata del viejo "cuentan del sabio que un día, tan solo y mísero estaba...", ni del mal de muchos consuelo de tontos, sino del mecanismo mental que te coge del cuello (como le dice Alicia a la Oruga), te saca de tu ombligo y te obliga a mirar hacia otro sitio. La vida no es sencilla para nadie, amigos. Ni para nuestros padres, ni para nuestros hijos, ni para los ricos, ni para los habitantes de Bután (el país más feliz del mundo, según no sé qué tabla de valores).





Total, na. Feliz día de la Hispanidad.






PD: el viernes, fiesta cumpleañera en el TTjas. Vengan, leñe.




1 comentario:

  1. El inspecteur me ha dicho que si es en Bután que pasa, así que o cambia el emplazamiento o follen.

    La vida la vida... la vida... me dijeron que la repetición era un signo de demencia, dado que el área de Broca, bla bla bla, discurso post guay de una pre modern. Y mi labilidad sin piernas a qué se debe? claro que me quedaré senil...

    Es malo fumar. Voy a leer y fumar. Follen, follen mucho

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¡Teeeeeteeeejas!