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Qué capacidad tienen algunas personas de caerle bien a todo el mundo, de hacer siempre lo que les sale del corazón, contra viento y marea.
Que te gusta, pues vente. Que no, pues no te vengas.
Qué simpatía destila Morente, qué manera de conseguir que se te encoja el corazón y que no oigas nada en tu cabeza mientras lo ocupan sus gritos en el final del Poemaparalosmuertos.
Qué pena que las noticias hayan sido cada vez peores hasta hoy, que ha fallecido.
A ver, que está feo el sentimentalismo, que apropiarse de una pena así es casi de mal gusto, pero es que casi se me escapa una lágrima esta tarde, como si se hubiera muerto un amigo, digamos un conocido, un profe, el padre de un colega, un vecino guasón, un genio humilde, un artista extraordinario, yo qué sé.
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Qué pena que se fuera el señor Morente... Me hubiera gustado verle de nuevo. Siempre guardaré el recuerdo del sentir, de la risa y el llanto al mismo tiempo, el escalofrío, el momento que no se olvida. A mi también se me ha ido una lágrima. Qué triste. Hasta siempre maestro...
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