viernes, 26 de noviembre de 2010

MAXIMILIAN ROBESPIERRE, por Come On, Baby, Do the Dryvolution

 



Robespierre era un niño cuando el rey Luis XVI, acompañado de la bella María Antonieta, visitó su colegio. Él, que era el alumno más aventajado de toda la escuela, le leyó un extenso y bello poema en latín arrodillado frente a su carruaje. Del rey sólo veía una mano que asomaba por la ventana del mismo; una mano blanca y fofa, que, con un gesto displicente, encargaba al cochero que emprendiera la marcha cuando aún faltaban un par de versos y la reverencia final del niño.

Robespierre se convirtió en uno de los principales abogados de París, y el primero que aplicó en sus defensas la famosa Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano que la Asamblea Nacional acababa de promulgar. Creía en la igualdad de los hombres en una época en la que era difícil hacerlo (incluso propuso la libertad para los esclavos de las Antillas... ¡los negros!) y defendió que la justicia era el único camino hacia la paz.

Era un orador fantástico, magnético, aunque era más bien tirando a huraño cuando se bajaba de su estrado, lo que hacía pensar a la gente que en realidad su "amor por la humanidad" era de corte teórico, no práctico.



Cuando entró a formar parte de la Comité de Salvación Pública, Robespierre abrió su propia Caja de Pandora, y donde antes había dicho "trigo" ahora decía "Rodrigo". Él, que había denunciado que los parisinos se tomaran la justicia por su mano en la toma de la Bastilla, que había renegado de la pena de muerte, ahora que formaba parte del gobierno de Francia, empezó poco a poco a perder el contacto con la realidad, y a pensar que la única manera de acabar con los problemas era acabar con las personas "antirrevolucionarias". Empezó poco a poco, pero se le fue de las manos. Su proceso de "depuración", de "purga", empezó con esporádicas ejecuciones, y  acabó con más de doscientas mil personas ajusticiadas, mediante la elegante guillotina o el vulgar fusil.


Suya fue la idea de acabar con el Rey. Sólo un clavo sacaría a otro clavo. Para el nacimiento de la República era preciso el acto simbólico de matar al completamente inofensivo Luis XVI, torturar a sus hijos pequeños, y llevar en un carro de madera (no un carruaje) a su, otrora bella y lozana, esposa María Antonieta de Austria.



Robespierre acabó con el calendario cristiano y con el Dios de los cristianos y con los apostoles cristianos, y un día bajó con una túnica blanca de un monumento grandioso que edificó en el centro de París en honor al nuevo Ser Supremo (la "Diosa Razón").

Le detuvieron y le encerraron en su despacho junto con sus colaboradores.


A la mañana siguiente, la guardia republicana entró corriendo al despacho. Uno de los ministros había saltado por la ventana. Cuando entraron encontraro a otro con un tiro en la cabeza, y a Robespierre, sentado en su mesa, con la cabeza en un charco de sangre que empapaba sus papeles oficiales. No estaba muerto, solo inconsciente. La bala le había destrozado la mandíbula.

Cuando recobró la conciencia se vio en su despacho, atado a una silla, y olbligado a escuchar las chanzas de sus antiguos compañeros en la Comisión. Le dijeron, por último, que a la mañana siguiente, probaría su propia medicina.

Cuando llevaron a Luis XVI al patíbulo, éste intentó dignificar su muerte con un discurso. Robespierre ordenó a los soldados que tocaran los tambores para que nadie pudiera escucharlo. María Antonieta soñaba con una muerte épica, digna y elegante, a la manera de de las tragedias griegas. Pero no la llevaron en un carruaje, ni la dejaron vestirse y peinarse a su manera: la llevaron en carro de madera, y el pueblo, que la odiaba, le escupía a su paso.

Robespierre no pudo hablar antes de ser ejecutado, pues un pañuelo fuertemente atado en su cabeza, le sujetaba la mandíbula.



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2 comentarios:

  1. ...Querido Secco, grazie mille por la ventana cultural...

    scusi molto si hoy me apetece apedrear a los cristales contandole un chiste en Italiano:

    Va una serva dalla regina M.Antonietta e le dice:
    "Regina, regina, il popolo si ribella non ha pane da mangiare!"
    E la regina le risponde:
    "...dategli delle brioches"

    Abraccio!

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  2. Drufini, vi invita a mangiare i langostini26 de noviembre de 2010, 20:51

    cara Rulette,

    iustamente oggi ho scoltato questa storia apocrifa de la bella ragazza Maria Antoinette, poverina nostra, so beautiful so young. Lei ha stato ucisa alle 38 anni, ma la sua vita ha stato veramente un inferno, suo sposo un rompipalle, sua wasted gioventú at Versalles´s prison.

    Grazie mile per il comment, il scherzo e questa incredibile simpatía por los Bio-stones.

    abrazos, hugs, cacahuetes para todos.


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