miércoles, 18 de agosto de 2010

TOALLAS, por Superdry






La toalla es un objeto cotidiano,
Me la agarras con la mano.

(Rapphael della Ghetto)




SITUACIÓN 1: minitowel

Corría el año 99, yo iba a la universidad y tenía una amiga con la que iba a todas partes. Era una chica guapísima y superlista y fumaba una cantidad de porros excesiva para un cuerpecito como el suyo. Leía poesía y veía pelis en blanco y negro. Yo hacía también cosas estereotipadas de universitario bohemio, así que nos llevábamos bien. A veces dormíamos juntos, nos íbamos de viaje, etc. Pero nunca nos besamos. Mis amigos trogloditas me preguntaban que por qué nunca le había echado los tjos, y yo me sentía supersofisticado al anunciar a bombo y platillo que aquella chica era mi amiga.

Todo iba bien hasta que una de esas tardes en que iba a su casa para pasar el tiempo haciendo nada y arreglando el mundo, me abrió la puerta recién salida de la ducha. A mí me dio un vuelco el corazón al ver su minitoalla tapando justo por encima y por debajo las zonas prohibidas del temario femenino. Pequeñas gotitas de agua le recorrían el cuello, los muslos,...

Al atravesar la puerta y dirigirnos hacia su habitación, me fui apoyando en las paredes para no hostiarme. Me senté en su cama, y ella se puso enfrente. Sacó la crema hidratante y se puso a embadurnarse la cara y los brazos, mientras me señalaba la dureza del agua del grifo murciana. Yo estaba en plena psicodelia de Picture yourself in a boat on a river with tangerine trees and marmalade skies, veía ríos de colores y submarinos amarillos. Ella, que no parecía darse cuenta de que me estaba poniendo malo del todo, al fin decidió que era el momento de ponerse la ropa, así que me dijo un natural "no mires". Y yo, deseando que todo aquello acabara, no miré.

Luego, la cosa volvió a ser como era. Y nunca le dije lo que me gustó verla en minitoalla.



SITUACIÓN 2: La llamada del ahorro

Me llama hace poco una amiga y me pregunta que qué tal estoy y ese tipo de cosas. De repente en medio de la conversación me suelta "ay, leche!". Yo le digo "Qué pasa? Te has pillado los dedos con la tapa del portátil? Te has dado cuenta de que Natalie Portman es la niña de Beautiful Girls? Qué pasa?". Y ella me dice "no, nada, que acababa de salir de la ducha, y se me ha caído la toalla". Yo respondo con un expresivo "...", y ella continúa la explicación "jo, no veas,... bueno, pues ya me quedo así, desnuda... ¿qué me estabas diciendo de tu trabajo, Dry?". Y yo "eeeeeeh, ooooh, sí, que me van a subir la toall... el sueldo! el sueldo en septiembre,... y ...esteeeee......" "jajaja -se ríe ella- ¿es que te has puesto nervioso? Joder, cómo sois los hombres, que se os pone el cuerpo fatal en seguida... espera, que me tapo por lo menos la parte de abajo... no, mejor, me la pongo entre los muslos...". Yo le digo "como broma, ya está bien, no?...", y comienzo a pensar que me está tomando el pelo, no porque no vaya desnuda, sino porque quiere jugar un poco a "pon a un tipo a mil por hora". Al final, tras varias frases entre picantes y tontorronas (no se me dan nada bien, ni por teléfono, ni por interné, otra cosa más a añadir a la lista de torpezas), la conversación telefónica acaba, y justo al colgar me quedo pensando en la dichosa toalla, las gotitas deslizándose por las pistas rápidas del cuerpo, lo mal que está la cosa, el picor global, la verdad incómoda y la madre que parió a Panete.



PD: en la foto, la estatua de un profesor superserio que Madcap y yo nos encontramos divagando por las calles de Pisa

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