domingo, 1 de noviembre de 2009

LA VIDA SE PARECE A DEJAR DE FUMAR, otra salvajada de Licenciado Dry






“Fuimos demasiado voraces, baby”
(Luna de Hiel. Peter Coyote a su chica, antes de darle dos tiros)


Ahora que Wonder Barbija se despide de la esfera pública blogger porque hay gente imbécil que no sabe respetar los límites invisibles, que Bitter Conch ha dado el salto a la prensa digital (y que nos ha puesto un link en su en su Blognch, ¡viva!), que Nosotrosmismos somos amigotes de Yomisma, y que Chaplina está desaparecida en combate, le vamos a hacer un guiño a nuestra nueva musa Biónica, poniendo una cita de una peli para comenzar este post, el típico post de domingo de resaca infernal y de ay-dios-no-vuelvo-a-salir-nunca-más.

Para comenzar diré que los que ya me habéis calado sabéis que me encanta quejarme y que soporto mal las quejas de los demás. La empatía –el sentir lo que siente el otro- es una especie de virtud de moda, una palabra que aparece habitualmente en los apartados de psicología de los semanales de los periódicos y en los libros de civismo de las escuelas. Mucha gente se autoasigna esa cualidad: te cuentan “sí, yo siempre me trago los problemas de los demás, soy la orejas que escuchan, el hombro recibelágrimas, y patatín y patatán”. Se llaman empáticos porque otras personas se desahogan con ellos. Pero, ¿somos realmente como decimos –o creemos- que somos? Pues muchas veces, no. A ver, mejor en mayúsculas: NO.

El viejo Carlos Marx era más listo de lo que muchos reaccionarios dicen (y un poco más tontucio de lo que sus fanáticos creen). El autor de El Capital decía que la verdadera realidad era la estructura (económica) del mundo, y no las representaciones que nos hacemos de él. O sea: lo que hay, y no lo que decimos que hay. Se ve muy claro en su manera de explicar la Historia, que él llamó “materialismo histórico”. Para entender la historia de la humanidad no hay que leer libros de historia, ni siquiera de la propia época que queramos conocer. Para saber cómo era el pasado, hay que enterarse de cómo era el mundo en el pasado: quién manejaba el cotarro, quién era el propietario de las tierras o las fábricas, quién podía hablar o votar, qué tipo de sexo se podía tener y con quién, y un infinito etcétera que englobaría la realidad cotidiana. Otra pregunta procedente sería quién escribía los libros de historia, porque como bien dicen al principio de Braveheart, “la historia la escriben los que vencen las guerras”. Un par de ejemplos chuscos:
-Colón descubrió América. Pues no, porque ya había civilizaciones muy avanzadas, que fueron prácticamente masacradas.
-La democracia griega molaba. Pues no, porque tenían esclavos a cascoporro, las mujeres no votaban, y las asambleas estaban llenas de borrachines fácilmente corrompibles.

Total, no se puede conocer a una persona a través de la narración de su propia Historia. Los psicólogos saben que el autoconcepto (la imagen de sí) es falseable hasta límites estratosféricos. Y ustedes también lo saben, claro.




---Volvamos al ejemplo de la persona que se llama a sí misma empática---



-¿Por qué eres empática?
-Porque he escuchado a muchas personas contarme sus penas. Ah, y he puesto cara de -circunstancias mientras escuchaba.
-Vale, ¿muchas cuántas son?
-Pues no sé, unas quince o veinte.
-Vale. Te pongo un ejemplo a ver si me entiendes por dónde voy.
-Venga, va.
-Una vez mi tío me dijo que creía que tenía poderes…
-Joder, vaya comienzo.
-Espera, que te cuento. Mi tío me dijo que creía que tenía poderes porque le había pasado muchas veces lo siguiente: iba por la calle, y de repente notaba que alguien le estaba mirando. Y entonces, instintivamente, levantaba la vista y localizaba a alguien en un balcón que le estaba mirando.
-¿Y bien?
-Pues nada. Imagínate.
-¿Qué?
-Pues la cantidad de veces que mi tío habrá pasado por calles en que la gente le mira desde balcones, con prismáticos, incluso con escopetas con mira telescópica, y no se habrá dado ni puta cuenta.



--------fin del ejemplo-------




BIEN.
Y AHORA,…
¡EL GIRO!



He comenzado este post avisándoles de que este es un post de resaca dominical, así que habrá que poner mis palabras en cuarentena. Pero se trata de que últimamente me encuentro bastante mal anímicamente, y creo que sé por lo que es. Y además creo que tiene que ver con lo que le vengo contando del autoengaño. Vamos, que últimamente ando bastante preocupado con el hecho de que no me parezco mucho a lo que digo –o creo- que soy. Hay un desfase evidente entre las cosas que digo y hago, y las cosas que creo que hay que decir y hacer. Uno de mis mejores amigos, y seguramente la persona con más inteligencia emocional –teórica y práctica- que he conocido jamás, lo dijo de una manera preciosa: muchas veces no estamos a la altura de nuestras propias sensaciones.

Total, que te crees el Che, pero haces cosas de Peter Griffin.


YA ACABO

(ésta es la parte íntima,

sáltensela si quieren)


Para mí dejar de fumar es algo MUY importante, porque es casi una alegoría del resto de mi vida. Es una promesa que he incumplido demasiadas veces. O sea, yo digo “Yo soy la persona que deja de fumar”. Pero luego, la semana siguiente, tengo un cigarrillo en las manos. Es como ver a pequeña escala la inconsistencia de mi propio sistema de creencias.



Por eso creo que la vida se parece a dejar de fumar. Porque se trata de acercar lo que haces a lo que crees que debes hacer, porque mide tus fuerzas, porque te enseña lo difícil que es llevar a veces la insoportable levedad de las cosas, porque sólo se ven los frutos a largo plazo, porque nadie sino tú sabe lo que cuesta, porque es una cosa que haces por ti y no por los demás (y así te sientes verdadero, real), porque es al mismo tiempo un juego de niños y una empresa épica.
Dejé de fumar el lunes. Y el viernes me fumé un paquete entero. Y ayer, otro. De hecho, ahora mismo me estoy fumando un cigarro.



Perdónenme la impudicia de esta confesión final, que además me ha salido después de un post muy largo. Perdonen que use este blog para recordarme cosas a mí mismo, en vez de para hacerles reír o para hablar de tetas.


Reciban un abrazo.



9 comentarios:

  1. Resaca proverbial. Siento que hayas caído otra vez, pero si me lo permite maestro yo cogería para el ejemplo de voluntad el gimnasio, los estudios. El gimnasio más que los estudios. Fumar da cierto placer, al menos esa sensación de autodestrucción que algunos necesitamos para que nos ilumine la cara mientas escribimos. Dejarlo no es más difícil que matar a nuestros fantasmas, creo que los dos nos comemos las uñas, literalmente, es un ejemplo chorra, como el hecho de fumar, chiquilladas tóxicas

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  2. ah, pero todo esto no iba de tetas? jaja
    como ves no soy nada empático =)

    sobre la vida...yo le añadiría unos grados de complicación; sería como creer que tienes que dejar de fumar, pero no sabes si darte al crack, coca, metanfetamina, heroína, al amor o cualquier otra droga dura. jajaja

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  3. Tienes ustedes razón, señores Morcillo y Neo, dejar de fumar desemboca inevitablemente en la pregunta "y ahora qué?", que es más nociva y peligrosa que el benzeno.
    Pero yo, al menos, quiero ver que hay más allá. Y esta puta adicción no me deja.

    Lucky Sdryke

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  4. El link lo puse hace tiempo y el salto ha sido también a la prensa en papel ... ;)
    Besicos.

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  5. jeje, conch ,pues entonces te amamos más, si eso fuera posible.

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  6. Después de un día de fiesta no te juzgues, ni tomes decisiones, ni te sientas mal por cosas que haces o dices o, simplemente, que ni haces ni dices....creo que me entiendes verdad?????
    Con respecto a dejar de fumar, nunca nadie dijo que fuera fácil dejarlo, es el lastre que arrastra mucha gente, así que formas parte de este gran club!
    Bueno, Bella o Bestia, que pases una buena semana!!!!!

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  7. Veamos...y si dejamos el no poder cumplir promesas como un rasgo de la personalidad? Ayuda a estar más tranquilo?

    Porcier la foto de la habitación... a ver si me acuerdo...

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  8. no te juzgues ni tomes decisiones ni te sientas mal... ni vayas a cenar dos noches seguidas al mismo take away griego... aunque cambies de menú.

    Eso sí, son dog-friendly! y puedes llevar a tu mascota.

    Biofrutas, necesitamos una mascota

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