martes, 18 de agosto de 2009

WILL YOU STILL LOVE ME TOMORROW? Por Mr Dry





El viejo filósofo alemán Martin Heidegger concedió una última entrevista al famoso diario Der Spiegel, con la condición de que ésta fuera publicada una semana después de su muerte, que ocurrió en 1976. Ninguna de las dos Alemanias había perdonado aún al autor de El ser y el tiempo su pasado nazi (del que nunca se retractó; de hecho, pagó religiosamente las cuotas del partido durante las décadas posteriores al fin de la guerra), ni que se aprovechara de su situación como protegido del III Reich en su cátedra en la universidad de Friburgo. Por eso, aunque había pasado mucho tiempo de eso, Heidegger no quería que nadie aprovechara sus últimas palabras públicas para recordarle lo que –según cuentan sus biógrafos- le producía un dolor muy intenso.
En su entrevista, aparece la famosa frase “sólo un dios puede salvarnos”, que muchos consideran el abrazo asustado a la fe de un moribundo, o bien un pesimismo extremo con respecto al futuro de la humanidad. En cualquier caso, es algo que choca con el existencialismo militante por el que se le conoce.

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Cuenta Paul Auster en Brookling Follies la historia de las últimas semanas de la vida de Franz Kafka. Mujeriego incansable y persona complicada en extremo, parece que Franz se enamoró como nunca de Dora, una joven chica alemana. Con ella se fue a vivir a Berlín, abandonando su eterna ciudad de Praga para pasar el final de su vida a su lado.
Parece que débil y enfermo, Kafka paseaba del brazo de Dora en un parque de Berlín, cuando oyeron a una niña llorar.
Qué te pasa, pequeña -le preguntaron
Mi muñeca se ha perdido -contestó la niña entre sollozos
Oh, no, no creas –reaccionó rápido el intrépido Franz-, no se ha perdido. Nosotros la hemos visto irse, ¿verdad Dora?
¿A dónde ha ido?
Bueno, pues se ha ido de viaje. Nos ha pedido que te dijera que no se ha podido despedir, pero que te escribirá pronto.

A la tarde siguiente le llevaron a la niña la carta que Franz había escrito para ella por la noche. En la carta, la muñeca contaba que se había ido a América a vivir nuevas experiencias, pero que quería y extrañaba a la niña, y que le escribiría muchas cartas.
Ni que decir tiene que una sonrisa enorme iluminaba la cara de la niña
Durante aquellas últimas noches de vida de Franz Kafka de su pluma no salieron terribles cuentos incomprensibles, sino las andanzas de una muñeca pizpireta en Nueva York, una historia que hacía las delicias de su menuda y antigua dueña. Kafka imaginó toda una historia para aquella muñeca, desde los difíciles comienzos hasta la llegada del amor en forma de apuesto muñeco, que le daría una bonita familia y un verdadero hogar.
Tras la lectura de Franz de la última de sus cartas, vieron a la niña correr alborotada por todo el parque buscando a sus amigas para poder contarles el final feliz de la aventura.


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(OJO: Espoiler)
En Al final de la escapada, la chica (Jean Seberg) llama a la policía para que vengan a su casa a por su amado Jean Paul Belmondo, que está huyendo porque ha matado a una persona. Ella le quiere, pero no puede sobrellevar la situación en la que él está metido. Se siente demasiado confusa: como ella dice, tiene que “poner orden fuera para poder tener orden dentro”; o sea, sus sentimientos hacia él –que la están torturando- sólo podrán aclararse si ocurre algo que lo aleje de ella, al menos durante un tiempo. En un acto atropellado, comete la estupidez de llamar a la pasma.
Es el drama de los Romeo y Julieta más perfectos que ha dado el cine.
El desenlace es dramático. No es lo que ella quería, por supuesto, pero durante un tiroteo una bala alcanza al protagonista por la espalda, y éste queda agonizando en la acera. Ella corre desesperada hacia él, que yace rodeado de los policías que le han disparado.
Él dice, tras juguetear haciendo muecas, algo que suena a “eres realmente asquerosa” (degueulasse). Ella pide al policía que le repita lo que ha dicho, y el policía repite esa misma frase. Ella pregunta mirando al infinito “Qu'est-ce que c'est degueulasse?”


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Cada final depende de la historia; y cada historia, de su final.

Tranquilos, jóvenes biofrutas. El tiempo nos tiene reservadas un montón de sorpresas; y es bien seguro que no podemos ver al mismo tiempo el camino que andamos y el lugar al que nos lleva.

Abrazos.

3 comentarios:

  1. MarCial Ruiz, Escribano, para serviros19 de agosto de 2009, 1:41

    Quieres decir que un joven newton que realmente es peón de obra se dará cuenta del significado de mis juegos? nahh no

    Sí, construir un camino, y ya se verá, si dios no juega a los dados el juego pinta un camiino interesante.

    Gracias por su comunicado, con usted contaba para cuando bien pueda, así que si alguien se anima, aquí habitamos yo, la señora oruga y monsieur araña....

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  2. I'll still fucking love you today and tomorrow because the paths are so narrow that we're more less the same, but the tall green grass makes us blind from time to time.

    Have a nice hug..... sorry but im out of touch and out of feelings, somedy with you and the alcohol.... maybe.... perhaps....

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  3. Jo....me has emocionado con la historia de Kafka.......yo quiero a alguien así cuando esté triste por algo, alguien que me cuente un cuento y yo poder creérmelo.
    Mientras tanto me entretengo leyendo tus historias!!!

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