jueves, 16 de julio de 2009
Vivir el viento - Mauricio Clamoroso
Hoy nos hemos visto otra vez, lucía una camiseta que realzaba su hermosa figura, su espalda consistente, su cuello, blanco e insinuante evocaban esplendor, un esplendor que la caída de su rizado pelo negro acentuaba. Su mirada cándida y plena llaman a la paz, la inteligencia, la ternura y la armonía. Sus gestos son la más bella prolongación de su cuerpo, el armónico con cadencia final que hace temblar a la gente en una sinifonía; todos los músicos al unísono, creciendo, jugando serios. Cada paso suyo significa algo, me abate, me da vida, y le doy más vida.
Al final como está dictado por el código del buen hacer nos hemos saludado, ella parecía tener sueño, ha pasado de refilón y he querido girarme, para mirarla, detenerla, diseccionarla, y así pasar un día más grato.
La película continúa, el héroe está en el suelo, el malo parece ser que no es tan malo, y realmente no sé de qué va la película, así que parece que no habrá ningún final.
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Mauricio Clamoroso, de todos el más bondadoso:
ResponderEliminartus palabras son sinceras
pareces ser justo merecedor de sus miradas
mas si todavía no la enternecieras
vaya Vd. poco a poco y sus manos acabarán entrelazadas
Ardilla Marlowiana, la de la pequeña banana