VERANO, por Seven Seas of Dry

“Lo natural es que salga mal, lo natural es la entropía” (Los Punsetes, ceniceando)
Barbijaputizado –entiéndase, hipnotizado- como me he quedado tras leerme de delante hacia atrás el blog de la chiquilla, es casi normal que le copie algunas cosas. Espero que esté bajo la licencia de Creative Commons, porque si no, me veo yendo a juicio como el pardo ése de la web P2P y perdiendo todos mis ahorros (sí, los 300 pavos que me quedan) frente a sus abogados.
El caso es que le voy a copiar su idea de Simple Life, pero aplicado al bioverano 09. Y también lo voy a hacer a la manera de Jodorowski en su muy recomendable “La danza de la realidad”, donde el tipo se marca una autobiografía ficcionada (“psicomágica”, la llama él) y se queda más ancho que largo. Total, allá va otra parida de Dry, ésta en directo desde el Bar de las TTjas.
Mi verano comienza mañana, en la fiesta Psicotropical que dos grupos de Murcia han organizado en la sala Apollo 13. El concierto está bien, tomo hongos –y como aquella vez con los Erasmus, me tengo que sujetar la mandíbula para no herir a nadie durante una carcajada brutal-, mi amigo enfermo llega y nos dice que ya está bien, su novia llora, yo lloro, lloran los del grupo, llora el dueño del bar, que invita a otra ronda. Más hongos. Son las diez de la mañana. Desayunamos café con leche y pizza. Nos vamos a dormir y dormimos.
El domingo bautizan a mi sobrina y Dios, que existe, hace una excepción con ella y le pone cuatro ángeles de la guarda para que no le pase nada (NADA) malo en su vida.
El lunes me voy con Lasedmortal al Cabo de Gata. Mi maleta tiene forma de jamón, porque lo único que llevo es un bañador y una pata de Jabugo. Nuestra rutina durante cinco días es: dormir-comer-beber-imitar al Bunbury de Muchachada-bañarnos en bolas-ligar con jipis de tez morena y cuerpo de escaladora (una cada noche).
De vuelta a DickTown, Ornie y Marlowe han escrito seis post cada uno y tenemos 5000 millones de seguidores, por lo que el Blog de las TTjas es el primer blog en recibir el Pulitzer. Obama nos recibe en su casa de La Manga, pero su mujer no nos cae bien.
En el Festival de Benicassim, el bajista de Radiohead se ha roto un dedo jugando al futbolín y no puede tocar. Thom pregunta por el micro si hay alguien que se anime a subir. Yo, que me he aprendido todas sus canciones en tres días (los mismos que llevan confirmados por sorpresa en el cartel), le doy un beso a la estupenda guiri-fan-de-Joe-Crepúsculo que me ligué ayer en la fiesta playera, y me subo dando un brinco que ni Bubka. Desde el micro saludo a mis amigos, que no me oyen, porque están celebrando el MurciaSound II, pero me da igual.
Me voy a Barcelona con mi amigo el pintor, y me encuentro con mi antiguo casero. Me alegro al comprobar que la maldición que le eché ha surtido efecto, y cada día desde hace siete años una paloma de las gordas le defeca en la calva. Inexplicablemente, el Barça ha fichado a Cristiano Ronaldo y lo tienen limpiándole el coche a Messi.
Estoy una semana con mis padres en la playa. Todas sus enfermedades se ha curado, mi padre sonríe sin torcer el gesto, y mi hermana pequeña se echa un novio que, aunque haga calor, no se quita la camiseta por la calle. Mi sobrina se baña por primera vez en el mar, y todas las medusas se apartan por mandato divino.
Es agosto y es hora de visitar a Madcap. Nada más llegar, descubro que en un mes se ha convertido en el rey del mambo. Su bar favorito se llama Le Tetéj, y en él trabaja Audrey, su chica, que para más Inri se parece a Amèlie después de quitarle el exceso de azúcar. Cada tarde ella le pone un tercio de Estrella de Levante y una canción de 10 minutos, de ésas que él saborea mientras ella le enseña a pronunciar poniéndole morritos. La prima de Audrey se llama Drynette, con eso os lo digo todo.
Cuando a Madcap le dan vacaciones le toca la lotería y se compra un Mercedes blanco con techo solar. En él recorremos Bélgica y Holanda. Porque yo insisto, pasamos a Colonia y me encuentro con esa alemana tan guapa de hace dos años, que van con su prima Madcapova.
Llevamos un mes de Europa en el cuerpo, y no hay manera de gastarse todo el dinero. Hemos fundado trece escuelas solidarias, hemos pagado a un grupo para que se toque el Queen II entero en las fiestas de Gante (Pole Pole), hemos derrocado a Berlusconi, Madcap ha aprendido a tocar el violín en Florencia, yo he contraído ladillas pero ya se me han quitado (claro, si es que tenía que pasar), en Alemania hemos abierto el “Die Tetejen” y en Croacia el “Das Perasovic” (sí, hemos hecho el casting para las camareras), hemos saludado a Kosmos en ese pueblo griego cuyo nombre no diremos, y hemos escrito postales en verso libre desde cada sitio que hemos pisado.
Desde Roma, Madcap se vuelve a Francia con sus vacas (ha descubierto que la vida sencilla le mola más, además de que no va a aguantar otro chiste sobre su pelo por mi parte) y yo me vuelvo a mi patria chica. No va nadie a recogerme al aeropuerto, pero me da igual. Noto algo distinto, como si me faltara algo. Debe de ser toda la mierda que llevaba encima antes de empezar el verano.
Buen verano, salaos.