.
El entierro es a las 12 de la mañana. Todos los familiares y amigos esperan frente a los nichos a que los operarios empiecen su trabajo. En el suelo, en unos soportes reposa el ataúd. Personas abrazadas, lágrimas y gotas de sudor. Los operarios pican con sus martillos la fina pared del nicho, el polvo empieza a flotar en el aire, pañuelos en la boca. Pared fuera, ataúd en el suelo aún. Escalera. Operario se encarama al nicho, que está en la “tercera planta”, y saca un montón de huesos que aún recuerdan a un ser humano. Los huesos parecen pesados y pulidos, como de mentira; o de verdad, que vaya usted a saber. Limpieza del nicho con escoba verde sin palo, polvo flotando, toses. Cuatro jóvenes levantan el ataúd y lo intentan encajar en el hueco del nicho. Demasiado pequeño, primeros arañazos en la madera. EL operario se sube de nuevo y pica mejor las esquinas. Los mismos cuatro jóvenes aúpan el féretro y esta vez sí entra, pero es evidente que han rayado la madera de abajo. Ruido desagradable. El mismo operario (el primero no hace nada, se dedica a sudar y a aguantar la carretilla, por si se la roban) recoge los huesos que ha sacado y ha dejado meticulosamente en un plástico azúl, que luego ha enrollado; se sube con ellos a la escalera y los intenta meter, aunque es evidente que no cabe (casi no cabía el ataúd). “Hay que sacarlo otra vez”, anuncia con el cuerpo girado desde la escalera. Se saca el féretro, se abre procurando que la puerta tape el cadáver a la mayoría de los asistentes, al hombre de 60 años muerto de un infarto repentino le da por última e inesperada vez el sol abrasador de julio, se acomodan los huesos dentro, se cierra la tapa, se llama a los jóvenes, se araña de nuevo la madera de abajo, se rompe la formación en semicírculo, el otro operario acerca la carretilla - ladrillos finos y masilla-, gente abrazada, lágrimas y sudor.
De quién creerás que me he acordado durante esta historia. De ti, no sé por qué. Estás siempre. Ya escribí un post sobre la nostalgia idiota pero es que (me) ocupas el cincuenta por ciento de mi tiempo.
Ves ahora mismo necesito cenar, y no sé si hablas de squalos, demasiado sombrío. Yo me adentro también en ellas con los fréres karamazov.
ResponderEliminarQue el muro de las lamentaciones siga sangrando vida, un abrazo Ex PGF
Mr. Dry, luego me dices a mí que para un post que escribo que aguo la fiesta a cualquiera.
ResponderEliminarEs justo y necesario que te saque a pasear al cine, a ver tetejas, aunque la película que (me) has elegido no ayude mucho.
Mr.Marlowe inspector de día, ardilla por la noche
Un frontal de camión... negro, vale, eso es apropiado. Pero el detalle de una botella de plástico debajo de la rueda derecha del camión, o la izquierda para el observador... me intriga. ¿Está por algo?
ResponderEliminarVale, podéis darme collejas por no leerme los posts pero no por no fijarme en los detalles marlowísticos. Es lo que tiene el inspiritú de espector que llevo inside.