martes, 24 de marzo de 2009
Personalidades Pérfidas ( a madcap moment)
Resulta que el viernes tuve una cita a ciegas, era una chica del chat. La gente se plantea para qué conocer gente del chat, pues para conocer a tías si no tienes nada que perder y te sobra un poco de tiempo y echas el ánimo.
Conseguir su número de tlf me fue fácil, como los otros 3 números que se sucedieron, un poco de lo que quieren oir agriado con realidad y un poco de dureza suavizada por ternura. Si además te haces el interesante y la interlocutora no es un mojón de cabra en toda regla lo tienes hecho.
Pero para qué un número si no se va a quedar? esa es la pregunta que me hice justo antes de llamar a una de las chicas. Empezó siendo una conversación normal, como estás, a qué te dedicas y un sinfín de preguntas que cada vez te hastían más y entumecen tus ganas de quedar, así que decidí provocar un ligero golpe de efecto y proponerle quedar in situ.
La chica en cuestión se sorprende porque le parece que voy muy rápido... pero como... es que hemos dicho que es una relación, la gente del chat tiene unas normas tácitas que he violado? qué pasa, por qué es mejor conocerse por un teléfono que gastar ese dinero en un café y verse cara a cara? Tras unos comentarios sarcásticos zanjé la conversación de forma abrubta, que la jodiesen, no estaba para tonterías.
A los pocos días me llama y dice de quedar algún día argumentando que tenía razón, y es que cuando defiendes algo que puede caer en la chorrada máxima, con poca cabeza que tengas siempre tienes razón. Aún así la chica seguía siendo suspicazmente idiota, queriéndome conocer más por teléfono, porque claro, se ven cosas raras... (está claro que esta chica había vivido mucho, muertes, violaciones, drogadicción, prostitución y asaltos a cabeza descubierta con puros de 20 céntimos. Tras alguna dilación y unos tanteos acepto a quedar.
Además de suspicaz se la veía pretenciosa, digna de más, manipuladora, aún así, quedé con ella con un hondo sentimiento de repulsa pero con algo de esperanza, total, llevaba amigas.
Quedo con ella yo solo, había otra chica, su prima, y otro chico (su escolta), era un morlaco, aquí la feldad, esa corpulencia grasulenta indefinida y tan mal administrada parecía ser obra de su propia forma de pensar. Si muchas chicas gordas ganan mucho gracias a sus forma de ser agraciada, ésta era desgraciada en todos los sentidos, no quería saber nada de ella, ni mirar sus negros pelos del antebrazo, me recordaba a la protagonista de "misery". Un tía de lo más subida y con unas exigencias que ni las modelos, y con un coco falto de un cerebro, de una sustancia. Eso sí, para elevarse iba a boutique, a plaza3 y a los sitios de moda, y parece que le funcionó, dentro del rebaño se sentía una igual, pero era la oveja negra. Desde aquí, deseo que toda esa gente pase por un lavado de cerebro o por una encefalítis, todo con mis respetos, pero su simple forma de ir por la vida insulta a todo lo que haya a derredor suya.
Me tomé rápidamente un cargamento de cerveza y me fui pensando en un mundo mejor, acogiéndome a un motivo más para huir de esta sucia cloaca.
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tu sapiencia, oh madcap, penetra en mí como mi nuevo interporcooler, traido desde Suecia y con multitud de herramientas adaptables, entre las que destaco la que lleva pinchos y la que lleva unos altavoces por los que suena lo mismo que pinchan en Plaza3. Ánimo desde Guantánimo.
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