La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita. Cambiará el universo pero yo no, pensé con melancólica vanidad; alguna vez, lo sé, mi vana devoción la había exasperado; muerta yo podía consagrarme a su memoria, sin esperanza, pero también sin humillación
J.L. Borges. El Aleph
Una chica anda por encima del escenario. Va tan borracha que se acerca demasiado al borde y cae, de espaldas y de cabeza. No se acuerda de nada.
Un chico recoge sus trastos y luego cuelga en el facebook una foto de su esquina, que siempre estuvo llena de cacharros y cables, vacía como una discoteca vacía. No se va a echar atrás.
Una chica llora en el sofá, replegada sobre sí misma. No se da cuenta de lo sexy que está.
Un chico se equivoca al hacer la reserva del hotel y pierde 132 euros a la misma velocidad con la que cae un vaso y estalla contra el suelo. No permite que la recepcionista del hotel le riña porque le cuelga a mitad de la frase.
Una chica tiene una fuerza tremenda en la cama. Dice polla y fóllame y me corro, pero son palabras sin eco posterior de autocensura.
Un chico pasa tres meses desconectado del mundo: no contesta ni a los mails, ni a los sms, ni a las llamadas, por lo que muchos de los lazos que le unen a otras personas se van rompiendo de tanto tensarlos. No se siente responsable.
Una mujer asiste impotente a la decadencia física de su marido, por culpa de la puta enfermedad. No quiere pensar en lo que le gustaba pasear con él de la mano cuando eran novios.
Un chico tiene una especie de ataque de pánico al ver a una chica caer de espaldas y de cabeza desde un escenario de dos metros de altura. No sabe qué hacer.
Una chica pasa ocho días en el hospital, maldurmiendo en un sofá junto a la cama de su madre. No se explica cómo, pero se ha salvado de dos complicadas operaciones de neurocirugía.
Un chico teclea un post, y lo termina poniendo: Gracias, zagales.
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mis condolencias. de verdad. por un lado.
ResponderEliminarlos abandonos son la llegada de la tabula rasa, del fresh start, del único momento en que todos los optimismos están justificados. por otro lado.
gracias, amiga #Polar
ResponderEliminarbesacos