Éste frío verano de agosto, mi mejor momento ha sido beber mojitos en el pequeño embarcadero de un parque con 2 viejos amigos y el perro de unas jipis (al perro no le dimos de beber).
Pero como cada noche, llego el momento de acostarse y es al alba cuando los viejos fantasmas aparecen.
Una vez nos arreglamos para repartirnos cama, sofá-cama y sofá, llego el momento de mandar eso que hace que la telefonía móvil tenga razón de ser: el sms de antes de dormir. Han hecho tanto bien por las parejas modernas, deberían de hacerles un monumento, como a los Seat 600s en los que muchos de nuestra generación. Pero no nos distraigamos con el amor de asiento de atrás cuando en realidad de lo que hablo es más puro.
Mientras comentábamos la noche y nos poníamos (o quitábamos) el pijama, mis 2 amigos se echaron la mano al bolsillo y se acercaron a sus chicas a través de esas mágicas 12 teclas que a uno lo llevaron a la costa italiana y a otro hasta Guatemala. Fue el minuto más frío del verano para mí.
Este último, preocupado porque ella no había contado mucho más que su llegada sin problemas hacía unos días y la bienvenida recibida, se mostraba intranquilo. Entonces, tan sólo después de unos instantes, le acerqué su teléfono que empezaba a contorsionarse a mi lado, a un lado de su cama.
El nos indicó: "Acho, y este teléfono tan largo?"
A lo que yo respondí, "el prefijo +502 es el de Guatemala..."
Nunca un prefijo tan raro consiguió antes sincronizar el ritmo de un corazón y el vibrador de un teléfono móvil.
y mañana... biGofrutismo
me ha gustado.
ResponderEliminarun saludo accidental
me ha gustado
ResponderEliminarun saludo accidental
acomódate a los formalismos de Marlowe, yeah!
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